Planteamientos La encrucijada universitaria

Hubo una época en la cual discutíamos en profundidad acerca de la situación universitaria y escuchamos por primera vez la frase: La Universidad es un reflejo de lo que ocurre en el país, sin que la misma se le atribuyese a alguien en particular. El eco se mantiene y también el cuestionamiento de mi parte. Como en aquel entonces, reconocerlo, es admitir que su pertinencia como institución fundamental para la orientación de la sociedad está en entredicho. O para ser más exactos: la capacidad del liderazgo de sus integrantes, porque no siempre fue así a lo largo de su historia. A fin de cuentas, concedamos que la vigencia de las organizaciones tiene mucho que ver con la visión de sus líderes.
Cuando se creía, con las razones económico-salariales de por medio, que los profesores de la UCV, de la ULA, de LUZ y de la USB, en sus respectivas asambleas se sumarían al paro indefinido, se pronunciaron en contra, al parecer argumentando unas razones legales que muy pocos comparten, y que en el fondo no dejan bien parada a la dirigencia gremial y la estrategia trazada.
Tales decisiones, en medio de la expectativa por escalar el conflicto en el ámbito nacional, siembran confusiones y revelan contradicciones. El “efecto dominó” opera en sentido contrario y genera cierta dosis de desmoralización en el resto del colectivo nacional, sobre todo por el peso específico que aun tiene la primera casa de estudios del país.
Recuerdo que en las luchas que libramos en la década de los ochenta y de los noventa, por la defensa de la universidad, contra la privatización, y nuestras reivindicaciones salariales, como lo indica la experiencia en estas lides, la unidad fue factor clave, consolidada alrededor del pluralismo ideológico existente en el seno de la FAPUV. Hoy, el contexto es diferente, pero de igual manera una lectura acertada del mismo tiene que traducirse en acciones eficaces.
Aparecen divergencias marcadas con respecto a la articulación y coordinación con la cual se debía enfrentar una medida de la significación que implica la paralización indefinida de las actividades. Independientemente de la consulta a la base profesoral y el pronunciamiento respectivo, la llamada “Hora Cero” para marcar el inicio y la radicalización del conflicto, sabido es que debe producirse con el debido soporte gremial de manera unánime o casi, y, no de manera unilateral.
Los derroteros que se trazan en el escenario del conflicto apuntan a un juego de poder gremial en el cual, por una parte organizaciones como Fetrauve, Fenastrauv, Fenasinpres y Fenasoev, tienen el reconocimiento legal para discutir la contratación colectiva con los representantes del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria. De hecho, formalmente ya se instalaron el lunes pasado. Por el otro, las organizaciones como la Fapuv y los sindicatos de empleados y obreros, que promueven el paro indefinido, han sido “invitados” a participar en la ronda de conversaciones. Se señala que ocho asociaciones pertenecientes a la Fapuv, se han sumado a la discusión.
Las expectativas por lograr un ajuste salarial y atenuar las tensiones del conflicto están en el centro de la polémica. Incluso, se espera que pueda llegarse a un acuerdo sobre este tipo de cláusulas, anunciarlo al país y continuar con la discusión del resto del contrato. No obstante, los anuncios reiteran que en 15 o treinta días podría estar todo resuelto.
Los principales voceros, tanto del gobierno como de los sindicatos universitarios, han advertido públicamente a través de sus declaraciones, que rechazan los llamados irresponsables de las federaciones y sindicatos que no están representadas a la paralización de actividades, así como la propuesta de retomar las normas de homologación.
Al momento de redactar estos planteamientos, estaba pendiente la reunión del jueves 23, en la cual la Junta Directiva de Fapuv debía pronunciarse. En proyección, si se produce un acuerdo inaceptable para este sector, continuará con el paro indefinido. Es parte de la encrucijada universitaria.