Con voz propia Publiquen lo que yo quiero

Buscando legitimación del mando en el cual fue bruscamente proclamado, Nicolás Maduro se vale de los medios de comunicación, para lo cual usa los públicos y aliados y abusa de los privados. Ahora más con la explosión cloacal de La Hojilla, que en su opinión es «el programa con más credibilidad y más visto de la televisión venezolana, sin lugar a duda», y cuyo conductor «Es un gladiador, valiente, inteligente, amado por Chávez” (Ultimas Noticias, 14/03/13).
Lejos de analizar los ataques del Mario Silva, recurre a la mediocridad de su lenguaje y al insulto al diputado Ismael Garcia quien presentó la grabación del revelador informe. Lo tildó de basura, calificativo que le sirve de muletilla.
Intensifica la homologación informativa con un Estado Mayor de Comunicación, que Colegio de Periodistas de Mérida, estado donde se pretende imponer, rechazó. El secretario general del gremio, Alfredo Aguilar, lo consideró apéndice de una institución militar, que representa el resurgimiento de tribunales inquisitoriales. Y afirma que desempolva los tristemente célebres fascios di combattimento (fascistas italianos de combate), movimiento de Benito Mussolini, que hostigaba a periodistas.
Con su arrogancia miliciana acusó a la prensa de protagonizar un «festín de la muerte» por informar sobre violencia e inseguridad. Calificó de «asquerosa», la fotografía en la cual aparece una madre llorando la muerte de su hijo, quien cayó asesinado a pocos metros de una alcabala policial. Ordenó al ministro de Información, citar a su antiguo patrono, el dueño de El Universal, que la publicó.
Vuelve a la insolencia: “Todos los días tú ves a la basura de la prensa burguesa. A ellos les gusta el amarillismo, disfrutan con eso. Son unos sádicos del periodismo, usan políticamente el tema de la inseguridad para destruir la revolución y vender más».
Por segunda vez se reúne, por separado con los dueños de Venevisión y Televen con “el objetivo es establecer cambios en la programación” como lo informa declaración de Miraflores. Con desparpajo había advertido que les propondría «que hagamos otra televisión muy distinta».
¿Y Globovisión? Paulatinamente observamos el cambio, aunque usted lo vea y no lo crea.
En ampliación de la homologación comunicacional, anunció una estación del sistema de Televisión Digital Abierta, para la Fuerza Armada, al igual que un impreso que puede ser diario, de circulación nacional.
Informe del Bloque de Prensa revelaba en 2009 el funcionamiento de 238 radios; 28 televisoras; 340 diarios, semanarios y revistas; y 125 páginas web. Según la organización, el régimen tenía a disposición 731 medios, “sin contar con las cadenas de radio y tv”.
Habían cerrado 240 radios, que iniciaron con 34 emisoras, incluidas 2 televisoras regionales. En 2007 se dio la clausura de la pionera RCTV.
Empecinado en el control mediático, exige que se divulguen sólo lo que convenga al régimen.
Al margen: Una perogrullada llamar inmoralidad la posición del régimen en derechos humanos, reflejada en el repudio de Nicolás Maduro al pronunciamiento contra la violencia de la CIDH.
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