El presidente Barack Obama justificó el jueves los polémicos ataques con aviones teledirigidos, y afirmó que son un método legal, efectivo y necesario en la lucha antiterrorista, pero admitió que los ataques con esos aparatos no son una panacea, y se manifestó dolorido por los civiles muertos accidentalmente.
Obama también anunció que retomará su intención de cerrar el centro de detención en Guantánamo, Cuba, lo que incluye el levantamiento de una moratoria sobre la transferencia de prisioneros a Yemen. Pero el cierre de la prisión requerirá el apoyo de los republicanos renuentes a permitir que algunos de los detenidos sean trasladados a territorio estadounidense para ser juzgados.
El presidente habló para aclarar la naturaleza y alcance de las amenazas terroristas que enfrenta el país e hizo notar el debilitamiento de al-Qaida y el inminente fin de la guerra de Estados Unidos en Afganistán.
«Ni yo ni ningún presidente puede prometer la derrota total del terrorismo», afirmó Obama en la Universidad Nacional de la Defensa.
«Lo que podemos hacer _lo que debemos hacer_ es desmantelar las redes que imponen un peligro directo, y hacer menos probable que nuevos grupos tomen ventaja, manteniendo a la vez las libertades e ideales que defendemos».
El presidente, en su pronunciamiento público más extenso sobre el tema, dijo que los asesinatos selectivos con aviones no tripulados son efectivos y legales. Admitió por otra parte que a veces causan muertes entre los civiles, hecho que ha disgustado a muchos de los países donde Estados Unidos busca combatir el extremismo.
«Para mí, y para aquellos que están en mi cadena de mando, esas muertes nos perseguirán mientras vivamos», afirmó. Antes de todo ataque, dijo, «debe haber certeza de que no habrá civiles muertos ni heridos, el estándar más exigente que podamos fijar».
Antes de su discurso, Obama firmó nuevas «pautas de política presidencial» destinadas a ilustrar más claramente al Congreso y al público las normas que Estados Unidos aplica antes de lanzar un ataque teledirigido. Las autoridades dijeron que esas pautas incluyen no lanzarlos cuando los blancos pueden ser capturados, ya sea por Estados Unidos o por otro gobierno; depender de los aviones no tripulados solamente cuando el blanco impone una amenaza «inminente», y establecer la preferencia de dar a los militares el control del programa.
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