La Red de Instituciones Larenses… ¡en acción!

“Usted en la Comunidad”. Comunidad es un conjunto de personas que tienen intereses y objetivos comunes. Esa identidad de metas debe establecer unos vínculos de unidad, solidaridad y confluencia de esfuerzos, para el logro de resultados, de beneficios para todos, mediante un espíritu cívico. Su familia, su vecindario, su barrio, su vereda, su taller, su oficina, club, colegio, iglesia, municipio, parroquia, son su comunidad, y vivir en esa comunidad le confiere a usted unos deberes y derechos. De su correcto ejercicio depende que su comunidad sea organizada, digna y sana, en beneficio de todos. Sea usted célula viva de su comunidad. Actúe, participe, intervenga, comparta ideas, y ¡haga! No se conforme con ser espectador. Sea actor. Sea protagonista.
Logre que con su esfuerzo, unido al de los demás, su comunidad sea un organismo viviente; no una masa amorfa, una montonera, una caimanera. Viva la alegría de ayudar a hacer. Que mañana pueda usted decir a su familia este árbol lo sembré yo, este salón comunal lo ayudé a construir yo, esto fue mi idea, muchos libros en la biblioteca los obsequie yo. Nunca diga “eso no me toca”. Por el contrario, haga presencia. Comprométase. No por trillado pierde vigencia aquello de “lo cortés no quita lo valiente”. Usted, no sea indiferente. Avise a quien corresponda sobre un peligro inminente y no se encoja de hombros ante la necesidad ajena. Conozca a sus vecinos. ¡Visítelos!
Organicen planes de seguridad; una red de timbres, alarmas, claves de comunicación en caso de peligro, hasta turnos de vigilancia. Siempre en alerta contra los antisociales y tengan listo un plan de emergencia. Celebren reuniones periódicas a través de acción cívica, festival, bingo, algo cultural. Hay tantas cosas que usted puede hacer por su comunidad, esfuércese. ¡Esforzarse! Hermoso verbo, suena a reto, a lucha, a emprender, a vivir. Siéntase usted parte; parte necesaria. Asuma un papel en el reparto de responsabilidades. Bienaventurados los optimistas porque de ellos es el reino de la tierra; y posiblemente también el de los cielos. No debe de ser difícil entendernos, no debe de ser difícil vivir en armonía, la tolerancia es palabra clave para la armonía de la comunidad. Acepte a los demás como son. Las diferencias pueden ser aprovechadas para la dinámica comunitaria. Respete a los demás y por sobre todas las cosas; respeto a la vida. “No ser útil a nadie equivale a no valer nada”. Descartes. Digo Yo. (Recibido desde Carora de: Nelson Campos Oropeza).
Vigentemente sabias las palabras de éste torrense de quien tenemos una demostrada actitud cívica en el accionar de la “Red de Instituciones Larense”. Con denodado altruismo se desplaza desde Carora a Barquisimeto, para participar “activamente” en las reuniones de nuestra organización; siendo uno de los primeros que está presto a colaborar cuando los diferentes motivos de nuestra razón de ser, lo exigen. Sí, así es Nelson Campos Oropeza, cada letra impresa en éste artículo lo describe plenamente y debería, ese ejemplo, determinar la actitud “unificadora” de cada uno de los venezolanos a quienes nos preocupa, de manera dolorosa, la situación que enfrenta la única Patria que tenemos.
Es cuestión de principios, de valores éticos y morales; todo lo cual debemos rescatar porque, simplemente, eran características intrínsecas de los venezolanos y esto lo debemos recuperar y preservar como un deber impuesto por la cotidianidad, por la vida. La sociedad civil, en general, tiene el primordial compromiso de rescatar la solidaridad como una manera de retornar a la paz, a la tranquilidad, al sosiego por el cual claman las comunidades y sólo lo lograremos con una educación que parta desde el mismo momento de la concepción del individuo. Acto sagrado que debe consumarse con responsabilidad; en el seno de un hogar creado con conciencia clara; bajo el respeto del Estamento Legal vigente y el más completo conocimiento de nuestros derechos pero, especial y categóricamente, de cuáles son nuestros deberes; todo bajo los preceptos definidos en el orden espiritual.
Las comunidades necesitan de todos sus integrantes. ¡El Poder de Uno! Se masifica en la unión de las individualidades. Un camión cargado con sacos de cemento se descarga con menos esfuerzo y más rápidamente a medida en que se integran más personas al trabajo. El esfuerzo común minimiza los problemas.
“Todo lo que necesita el mal para triunfar es la inacción de los buenos”. Edmund Burke.