Uno de los principales motivos para establecer la reducción de la jornada laboral, fue la posibilidad de que ante la creación de más turnos de trabajo se generaran más empleos, de manera que se paliara la crítica situación que presenta este sector. Aunque es temprano para determinar si la estrategia validada a través de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, el panorama no luce positivo cuando la disposición se comienza a aplicar en la práctica.
León Arismendi, profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad Central de Venezuela y asesor jurídico, explica que se deberá esperar algunos meses para determinar la eficacia en el logro del objetivo marcado por el Gobierno nacional, sin embargo, expone que según casos anteriores de países donde se ha intentando utilizar la reducción de la jornada como estímulo a la creación de empleos, se ha determinado que esta consecuencia está determinada por el aumento de la productividad. Una posibilidad que se diluye en el panorama actual de la economía nacional.
“En el caos que vivimos, es difícil imaginar que las empresas vayan a resolver sus problemas creando nuevos puestos de trabajo, sobre todo si las expectativas de prosperidad de los negocios dependen del desenvolvimiento en un ambiente tan hostil”, dijo.
Sobre el objetivo de que los trabajadores puedan utilizar el nuevo tiempo libre en actividades de recreación y formación, así como estar más tiempo con su familia, Arismendi considera que esta mejora se encuentra supeditada al salario, y si este apenas alcanza para adquirir los bienes básicos, no se puede exigir su inversión en otras actividades.
“Cuando se hacen ese tipo de operaciones, con la idea de que el tiempo libre se use en recreación, se espera la generación de otras actividades, pero eso no es lo que ocurrirá en Venezuela, y no porque los venezolanos no quieran vivir mejor, sino porque sus ingresos no se lo permiten”, comentó.
El especialista opina que estas horas podrían ser utilizadas para realizar otros oficios para obtener mayores ingresos, y con ello no es mucho lo que se pueda avanzar. Sin embargo, para pronunciarse sobre este particular, prefiere esperar hasta diciembre, cuando los estudios del Instituto Nacional de Estadística muestren si se ha incrementado el número de empleos estables o “la matadera de tigres”, y esto último no daría el resultado positivo esperado.
Por último, Arismendi criticó que la nueva normativa laboral venga con un defecto original como su promulgación por disposición presidencial, ya que se trata de un instrumento que debió discutirse primeramente en el seno de la Asamblea Nacional, además de ser consultada con las organizaciones sindicales y de trabajadores y empleadores; pero en su lugar habría sido promulgada con fines electorales, y por ello las dificultades para su aplicación.
