Un engaño es hacerle creer a la gente que el Ejecutivo Nacional está preocupado por la violencia y criminalidad, que lo ha llevado a desplazar militares y milicianos a Caracas, Lara, Carabobo y Zulia, con el fin de hacer efectivo su plan Patria Segura.
La advertencia fue formulada por el coronel (r) de la Guardia Nacional José Rangel Terán, excomandante de la Policía de Lara y exsegundo comandante de la Policía Metropolitana de Caracas, al ser entrevistado por reporteros de EL IMPULSO.
-Con la experiencia que le ha dado haber tenido cargos de alta responsabilidad policial, ¿cuáles son sus observaciones que puede hacer para que el Ejecutivo Nacional haya propuesto un nuevo plan de seguridad?
-No es cierto que el Ejecutivo Nacional haya pensado en un plan de seguridad. Evidentemente, el Gobierno está sumamente preocupado por la grave situación política, económica y social que vive el país, ya que no solamente existe la duda en la población en torno a la legitimidad del nuevo jefe del Ejecutivo Nacional, sino que se ha producido un impactante desabastecimiento de alimentos y artículos de uso necesario, además de protestas espontáneas debido a diversos aspectos -despidos injustificados, fallas en los servicios públicos, reclamo de viviendas…- que parece no tener final, por cuanto no se producen respuestas oportunas.
El campo está abonado para un estallido social como consecuencia de las políticas que se han venido arrastrando y ante la incapacidad de conseguir soluciones.
-Entonces, si no es un nuevo plan de seguridad, ¿qué es lo que está haciendo el Gobierno?
-Al llegar al tope de la desesperación, el Gobierno ha utilizado a los militares para enfrentar a los manifestantes y ahora ha concebido un plan con el fin de meter miedo, intimidar, a fin de evitar que se produzca una reacción masiva y por eso está desplazando a militares y miembros de las milicias a Caracas, Lara, Carabobo y Zulia, porque estas son las regiones más importantes donde se han venido produciendo el mayor número de protestas a consecuencia del malestar ocasionado por la situación que estamos viviendo.
Claramente se ve que no están utilizando a las policías estadales ni municipales si en verdad se tratara de un plan de seguridad ciudadana, porque éstas son las fuerzas competentes para trabajar en todas las operaciones relacionadas con la protección de las personas y sus bienes.
Está el Ejecutivo Nacional utilizando policía militar del Ejército, Guardia Nacional y las milicias.
-¿Se ha desviado el funcionamiento de la fuerza armada?
-La intención es que la gente vea que el país está militarizado; pero, no para cuidar a la gente, sino para el gobierno tener a su disposición el personal que lleve a cumplir medidas disuasivas en caso de que se produzca un estallido social como consecuencia de las políticas.
-¿Esa situación llevó a Maduro a conversar con el sector privado?
-Quieran o no, el propio jefe del gobierno se ha visto obligado a conversar -y aún más: pactar- con el empresariado venezolano, al que tenía marginado. Ahora lo toma en cuenta porque realmente la población se encuentra molesta, preocupada y protestando porque son muchos los productos de consumo diario que no consigue en los establecimientos comerciales, al extremo que se forman colas y los militares han sido utilizados para poner orden a las puertas de los supermercados, como se ha podido comprobar en el curso de las últimas dos semanas.
El Gobierno sembró el odio y el resentimiento
La violencia y la criminalidad que se ha venido intensificando en el país es el resultado del odio y el resentimiento que este gobierno, a lo largo, de 14 años ha creado en algunos sectores de la sociedad, ya que desde el mismo inicio de la gestión de Hugo Chávez éste dio como ejemplo que se podía robar cuando se tuviera hambre, descalificando principios y valores morales.
Pero, luego el Poder Judicial impuso la impunidad -reconocida por la propia Fiscalía del Ministerio Público- como una forma habitual ante los casos presentados por las autoridades policiales, dijo el coronel José Rangel Terán. Es por eso que individuos se han venido en grupos violentos, los cuales demuestran en cada hecho un ensañamiento con las víctimas. Ya no se conforman con quitarles sus pertenencias, un celular, un par de zapatos, una moto o el vehículo, sino que les disparan todas las balas que tienen sus armas. Haber perdido el control de las cárceles y dejárselos a los más peligrosos delincuentes ha sido una aberración, que no ha sido corregida.