El pasado fin de semana se celebró la inauguración de la XI Bienal Salvador Valero de Arte Popular en la casa Carmona del Nurr en el estado Trujillo. En el evento, el más importante de la ciudad, caracterizado por impulsar la creatividad y la integración, participaron más de 600 artistas de todo el país. Según nota de prensa, se dieron cita diversas personalidades, entre estas, el filósofo y escritor José Manuel Briceño Guerrero, Francisco “El Flaco» Prada, ex director del Museo de Arte Popular Salvador Valero (Musaval); Eduardo Zuleta, secretario del gobierno regional; Javier Guerra, representante del Ministerio del Poder Popular para la Cultura; Erick Brown, Vicerrector Decano del Nurr y al menos 300 asistentes. El homenajeado de la Bienal fue José Manuel Torrealba, cultor autodidacta que convierte las piedras de río y raíces en esculturas que retan al espectador.
El jurado
El jurado lo conformaron Luis Miguel Rodríguez, sub-director del Museo Nacional de Arte Popular; Arsenia Melo, poeta y profesora de la Universidad de Los Andes; Carlos Baptista, director del Centro de Investigaciones Lingüísticas y Literarias Mario Briceño Iragorry; Benito Torres, ex director del Museo de Arte Popular Salvador Valero; Javier Monsalve, periodista; Marisabel Sandoval, presidenta de Televisión de Trujillo; Alberto Villegas, coordinador general de Musaval y Antonio Avendaño, cultor y miembro de la Sociedad de Amigos del Museo
En el renglón bidimensional el Premio Salvador Valero fue para Tomás Enrique Salazar, cultor sucrense. El galardón Eloísa Torres recayó en el también sucrense Cleto Rojas. Por su parte, el premio Josefa Sulbarán le fue conferido al yaracuyano Francisco Suárez. Las menciones honoríficas en el renglón tridimensional fueron para el trujillano José Barazarte y el tachirense
Abelardo Chavarriaga. Impresiones
El maestro Cirilo Rodríguez dijo sentirse contento y satisfecho con el reconocimiento en la categoría tridimensional otorgado por el jurado. “He participado varias veces en la Bienal. Una vez mi obra resultó seleccionada y luego recibí una mención especial por un Rosario para la Cruz”. Para este certamen, dijo el reconocido artista popular, realicé en madera policromada envejecida una escultura de un metro aproximadamente. Es un niño en alpargatas, con una escardilla y una planta.
“El calentamiento global nos está afectando y causando un gran malestar a todos, al planeta y a los seres vivos, a las personas, a la flora y a la fauna”. Rodríguez explicó que con la pieza titulada, Siembra un árbol para sembrar la tierra hace un llamado a la reflexión. “Hay que sembrar árboles y cultivar la tierra. Evitar la tala y la deforestación”. Por otra parte, el artista comentó que está trabajando en una obra en conmemoración de la Batalla de los Horcones, muestra que se llevará a cabo próximamente en el Museo de Barquisimeto.
Honrada
“Esto es un gran premio para mí, me siento honrada y muy halagada, ya que se trata de un salón reconocido y con trayectoria. Es el segundo reconocimiento que recibo en el Salón”, expresó Coromoto Rodríguez. Añadió que su obra Árbol de la vida está inspirada en las palmas del árbol Moriche como un tributo a la etnia Warao. La pintura, técnica míxta, de 1mx1m, con connotaciones indígenas, invita a la reflexión, a la preservación de la naturaleza, al cuidado de la vida y valor de la etnias. Aunque intentamos comunicarnos con el otro artista ganador, resultó imposible localizarlo a su teléfono local.