La verdadera paz parlamentaria

La embestida violenta de Diosdado Cabello en la Asamblea Nacional ha desnudado al régimen frente al mundo.
Las estrategias propagandísticas de la revolución no han logrado ocultar la verdad de lo que pasó el martes 30 de abril en el Palacio Federal Legislativo. Los maltratados rostros de los diputados Julio Borges y María Corina Machado son evidencia irrefutable de la brutalidad esencial de quienes ilegítimamente intentan seguir gobernando al país.
Como no se puede ocultar el sol con un dedo, la barbarie diosdadista produjo una indignación nacional e internacional que activó las alarmas en Miraflores e impulsó un plan de emergencia diplomática. Nicolás, el ilegítimo, empacó rápidamente y salió de viaje chequera en mano.  Comenzó a buscar consciencias vecinas para comprar. Pero la cuesta está muy alta. El bochornoso episodio de la Asamblea Nacional ha hecho que el mundo esté alerta. La lucha por la verdad suscitada por los parlamentarios opositores en y desde la AN ha logrado mellar la poca apariencia de legitimidad que aún pueda simular el régimen. El mundo libre y democrático ve con recelo a un “Presidente” de origen electoral dudoso, que tolera el gobierno salvaje de la Asamblea Nacional por parte de su más peligroso rival dentro del propio oficialismo: Diosdado Cabello.
Ante esta realidad, los representantes de la revolución en la AN han propuesto una mesa de diálogo para “normalizar” las sesiones parlamentarias. Al respecto hay que decir lo siguiente: la búsqueda de la paz, también de la paz parlamentaria, debe ir acompañada de la justicia y de la verdad. Si no se cumplen estas condiciones no se conquista la auténtica paz. Una supuesta paz vaciada de justicia y de verdad es esclavitud, es dominación. Y esa paz de la esclavitud es, precisamente, lo que nuestros diputados opositores tienen que combatir en la Asamblea Nacional. Se equivoca Diosdado Cabello si cree que de ahora en adelante podrá sojuzgar la consciencia de quienes defienden los verdaderos intereses del país en el poder legislativo. Los parlamentarios de la Unidad Democrática han dado testimonio de lucha y de resistencia. Sus actos demuestran que están dispuestos a sufrir la violencia del régimen con el firme propósito de restituir la democracia en nuestro país.