Lara por la Paz y los Derechos Humanos
“No hagas juez de tu vida a la opinión pública, sino a tu propia conciencia”
Séneca
Hoy se cumple un mes de aquella manifestación que fue convocada de forma pacífica y culminó con hechos realmente graves que ameritan una profunda investigación de parte de la Fiscalía General de la República y de todos los organismos a quienes compete preservar la integridad física de los seres humanos y de sus bienes.
Según el diccionario de la Real Academia Española, R.A.E., paz significa: Situación y relación mutua de quienes no están en guerra. Tratado o convenio para poner fin a una guerra. Sosiego en contraposición a riña o pleito… Reconciliación.
De Máximas y Aforismos de Khalil Gibran, cito: “Pacifismo: ¡Cuidado con el dirigente que dice: “El amor a la existencia nos obliga a privar al pueblo de sus derechos”! No te digo más que esto: proteger los derechos de otros es el más noble y hermoso de los actos humanos; si mi existencia requiere que mate a otros, mi muerte resulta más honorable, y sí no puedo encontrar quien me dé muerte para proteger mi honor, no vacilaré en quitarme la vida con mis propias manos, por amor a la Eternidad, antes de que la Eternidad llegue”.
Patriota: ¿Acaso eres un político que dice: “Usaré a mi país en mi propio beneficio”? De ser así no eres más que un parásito que vive sobre la carne de otros. ¿O eres en cambio un patriota devoto que susurra en el oído de su yo intimo: “Amo servir a mi país como su fiel criado”? De ser así eres un oasis en el desierto, pronto para apagar la sed del caminante.
(…) Suspiro por mi hermoso país y amo a su pueblo por su miseria. Pero, si mi pueblo, estimulado y movido al crimen por el pillaje y por lo que se llama “espíritu patriótico”, se levanta e invade el país de mis vecinos, entonces, cuando cometa cualquier atrocidad, odiaré a mi pueblo y a mi país” (F de C).
¿Qué hubiese dicho, entonces Gibran, si su pueblo se hubiese levantado en contra de su propio pueblo?
En la Constitución de 1.961 ya los derechos humanos tenían un lugar destacado; en la actual, aprobada en 1.999, se avanzó más en las declaraciones de dichos derechos y en el “castigo a los funcionarios que maltraten o humillen a las personas”. Según el artículo 29, en los casos graves el delito no prescribe y el autor no puede ser indultado. Resalta la novedosa medida, expresa en el artículo 30, que asume el Estado de “indemnizar los daños” causados a las víctimas o a sus herederos. La obligación del Estado de responder por los atropellos de sus funcionarios existía también antes, pero no de una manera tan clara y tajante.
El ciudadano afectado puede ahora recurrir ante dos nuevas instancias de acuerdo a la Constitución: ante el Defensor del Pueblo, con obligación de éste de seguir acusaciones del caso; según el artículo 281, ante los organismos internacionales según los convenios sobre derechos humanos que tenga firmado la República. Así pues la Constitución admite la existencia de una autoridad “por encima del propio Estado” cuando se trate de proteger o indemnizar a un ciudadano por los daños causados por sus autoridades. Además, siempre tiene el afectado el derecho a acudir a los tribunales ordinarios por medio de su abogado.
(…) En conclusión: La actual Carta Magna nombra mucho al Estado, no sólo para darle atribuciones, cosa que ya lo hacía la Constitución anterior, sino para cargarlo de deberes, antiguos y nuevos; entre ellos, tener que responder por los Derechos Humanos violados ante el dedo acusador del Defensor del Pueblo. (Fuente: La Constitución Bolivariana (1999) –Comentada por Juan Garay-Abogado).
Retornando a Gibran podemos preguntarnos: “¿Qué es la paz? ¿Se encuentra en los ojos de esas criaturas que se amamantan de los pechos secos de sus madres hambrientas?”
El país clama por la reconciliación verdadera dentro del marco de la justicia. El aparato productivo nacional se encuentra en la más difícil situación jamás enfrentada. Se estima que el crecimiento de la población aunado a la caída de la producción, por la evidente falta de productividad, ha ocasionado un desabastecimiento que va in crescendo en la medida que avanzan los lapsos; a lo cual debe buscársele solución; objetiva y pragmática, antes de que la situación se haga irreversible en el mediano tiempo y, allí es donde el sector privado ocupa un sitio de vital importancia por los conocimientos de los cuales dispone y por su demostrada operatividad y desempeño.