Reflexión
Dicen que el amor de madre es lo más parecido al amor de Dios. Y eso es verdad. Lamentablemente el mundo cristiano necesita de una pálida, aunque importante semejanza, para poder entender el amor divino. Requieren de una asociación “práctica”, muy lejos, por cierto, de lo que es el verdadero amor de Dios, para medianamente entender la magnitud de ese amor. Y es que el mismo Satanás se ha encargado de obnubilar la mente del hombre. Desde los inicios de la creación, hasta hoy, la idea de un Dios dictador, duro e implacable es lo que ha prevalecido en el pensamiento humano. Y esto, gracias a las conclusiones inducidas por el mentiroso. Asocian, erróneamente, la Justicia Divina con el castigo. Tristemente conciben esta Justicia, aún sin darse cuenta, como un acto de retaliación y venganza contra la criatura que creó Dios y que se ha portado mal.
Fundamentan sus creencias, mas, en el sentimiento humano natural de la ira y de su propia justicia. Producto de la condición pecaminosa heredada del maligno, que en la naturaleza amorosa de nuestro Dios. Alimentan su herencia religiosa, mas, en mitos, leyendas y experiencias venidas de la tradición, que en las evidencias contenidas en la vida de Jesús, nuestro Dios y Salvador. Prefieren aglutinar sus valores espirituales basándose en obras literarias, de escritores que no representan para nada la esencia cristiana de la espiritualidad. Tal es el caso de Dante Alighieri y su Divina Comedia. El cual se ha convertido desde hace tiempo, en un compendio de referencia religiosa, donde el purgatorio y el infierno son una “realidad”. Asegurando, que hacia allá “van las almas” pecadoras cuando mueren, a pagar sus errores cometidos en la tierra. !Por favor!. Cuando Dios, claramente en su Palabra. En el Manual de referencia espiritual del cristiano, que es la Santa Biblia, en ningún momento plantea cosa tan absurda como esa.
Mujeres, madres maravillosas, son testimonio vivo del amor de Dios en sus vidas. Juana Beretta Mola, valerosa madre italiana, ofreció su vida para salvar al hijo que llevaba en su seno. Prefirió morir de cáncer, antes que matarlo por aborto. La inglesa Marina Donethy, cuando tenía cuatro meses de su primer embarazo, recibió un diagnóstico de cáncer. El médico le planteó someterla a un tratamiento de quimioterapia para aumentar sus posibilidades de supervivencia, pero ella prefirió no poner en peligro la vida de su hijo David. El niño nació muy bien, ella murió poco tiempo después. Bárbara Barton, norteamericana de 37 años, esperó a que nacieran sus dos hijos gemelos, antes de recibir tratamiento contra la leucemia, sabiendo que esto le acortaría la vida. Prefirió no poner en peligro la vida de sus hijos. El tratamiento hecho a destiempo no le sirvió y luego murió.
Si tomamos en cuenta esa semejanza, que coloca el amor de madre como el amor más parecido al de Dios y lo aceptamos como tal. ¿Cómo concebir entonces, que una madre, por muy malo que sea su hijo, soporte con tranquilidad que se pudra en una cárcel de manera indefinida? Es la misma conclusión a la cual llegaríamos, pensando, que Dios tiene un lugar de tortura eterna para los humanos objeto de su creación y que se han portado mal. No podemos concebir, que el carácter amoroso de Dios, que es el estandarte de su Justicia y por quienes ofrendó su propia vida en la cruz del calvario, para perdonar nuestras trasgresiones, mantenga por la eternidad un infierno de brutal sufrimiento para el pecador. ! Es ilógico!.
El corazón y la mente del hombre deben llenarse con la verdad verdadera. Dios es un Dios de amor y perdón. Ud. puede ir a él en cualquier momento con corazón arrepentido, él le va a perdonar y lo va a levantar. No en vano son sus palabras. “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo el Señor me recibirá.” Sal.27:10. «¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, para no compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque ella se olvide, yo nunca te olvidaré” Isa.49:15. “Si bien ni Abrahán, ni Israel nos reconocen; tú, oh Eterno, eres nuestro Padre, nuestro Redentor. Perpetuo es tu Nombre”Isa.63:16. ¿Qué les parece? ¡Nos encontramos el martes que viene, con el permiso de Dios! “Si no fuera por La Biblia y nuestro Señor Jesucristo, no sabríamos la diferencia entre el bien y el mal” Abraham Lincoln.