Luego de las elecciones las importaciones se redujeron drásticamente y se impuso la escasez
Empresarios advirtieron, que no se vislumbra a corto plazo, solución al problema del desabastecimiento
La mayoría de los nuevos pronósticos que se han venido haciendo, en torno a la evolución de la economía en los meses por venir, coincide plenamente con lo que hemos venido señalando en esta sección en los últimos seis meses, el desabastecimiento que se avecina es de pronósticos reservados, la inflación se disparó en el mes de abril con una variación de 4,3% para un acumulado de 12,5% y una variación anualizada de 29,4%, el Ejecutivo promete sacar de la chistera US$ 2.200 millones de dólares, ya que la botija está vacía y no se avizora la luz al final del túnel que nos permita pensar en una solución a corto plazo.
Muy acertadamente los analistas de Econométrica advierten que la economía v venezolana en los últimos años, se ha hecho cada vez más dependiente de las importaciones para mantener los niveles de consumo. Esta dependencia no sólo se limita a bienes finales, sino a una gran cantidad de insumos básicos para la producción local. De allí que resulte fundamental monitorear el comportamiento de las importaciones por dos aspectos: el primero, referente al ciclo económico, una contracción marcada en las importaciones indicaría el comienzo de una recesión económica: en segundo lugar, en el corto plazo será muy difícil disminuir los niveles de escasez sin un aumento de las importaciones.
Por supuesto que el nuevo gobierno, como se anunció en su oportunidad, al asumir el poder tenía en cartera una cantidad de decisiones que no podía demorar, la mayoría de ellas tenían que ver con la actividad económica y con la virtual paralización que en estos momentos tiene la economía venezolana, con una industria manufacturera postrada, que está trabajando con los pocos inventarios que aun le quedan; sin embargo, hasta el momento sólo se han hecho algunos cambios de caras en el Gabinete, pero de las medidas concretas que se requieren, todavía no se conoce ninguna.
En las reuniones que ha venido sosteniendo el Gobierno con la empresa privada, se han anunciado algunas decisiones, como las de establecer los mecanismos para iniciar de inmediato la entre de US$ 2.200 millones a los empresarios con los cuales Cadivi tiene deudas pendientes; pero además de que ninguno de los empresarios ha recibido un solo dólar, se ha ratificado que las deudas sólo con la industra manufacturera supera los US$ 9.000 millones y en total las necesidades para atender todas las obligaciones que se tienen con el sector privado, que incluyen todas las expropiaciones de empresas por las cuales nunca se pagaron las obligaciones establecidas en la Ley; los dividendos y regalías de las empresas transnacionales que operan en Venezuela y que superan los US$ 12.000 millones, deudas que han estimado los estudiosos de esta materia en US$ 53.000 millones.
Asimismo, está muy claro que mientras el país estuvo metido de lleno en los procesos electorales, el Ejecutivo incrementó el gasto público en forma irracional, muchos de los recursos generados por la renta petrolera y por la renta interna, fueron destinados a pagar las importaciones que permitieron mantener los anaqueles abastecidos, evitando así el costo político del desabastecimiento, por las cuales se erogaron US$ 55.000 millones, de los cuales un 40% corresponden a adquisiciones realizadas por el Estado venezolano, para evitar que él sintiera la escasez y el encarecimiento de los productos.
Según Econométrica, durante el último trimestre del año 2012, se realizaron importaciones por 17.910 millones. Asimismo indican que lo importado durante los meses de septiembre, octubre y noviembre fue 7% superior a todo lo que se importó en el año 2004.
Desabastecimiento virtual
Mientras para la mayoría de los hogares venezolanos que no encuentran café, azúcar, leche en polvo, harina de maíz, papel sanitario, servilletas, mantequilla, huevos, el desabastecimiento se ha convertido en un gran dolor de cabeza, sobre todo en el interior de la República donde un kilo de harina precocida se llega a pagar hasta en 30 bolívares y el litro de aceite de maíz en 50 bolívares, los altos voceros del gobierno continúan insistiendo que en existe abastecimiento total de alimentos y que la escasez es producto de la especulación y el acaparamiento, es decir que la desaparición de los artículos de los anaqueles es virtual.
En este momento, los venezolanos pierden muchas horas de su valioso tiempo, haciendo gigantescas colas en los supermercados, donde son “numerados” como lo hacían los Nazis con los judíos o a los visitantes a los reos de Uribana, el Presidente de la República alquila tres pisos de un hotel de Argentina para alojar a los 50 personajes que conforman su comitiva, e incluso llevándose un chef para que le prepare su condumio, algo que nunca hizo, al menos que se sepa, el Presidente Chávez durante su gestión, para continuar regalando los recursos de todos los venezolanos, porque la mayoría de las negociaciones que adelanta, más que favorecer a Venezuela, se beneficia a los países visitados, a sus empresarios y a sus trabajadores.
Lo que resulta evidente es que luego de las elecciones se frenaron las importaciones. Los retrasos de Cadivi y sobre todo la salida del Sitme y la ausencia de un mecanismo similar, ha generado problemas para los importadores, tanto de insumos como de productos terminados. Este efecto había tardado en manifestarse en las cifras de importación pero ya ha comenzado a hacerlo. Revertirlo no será tarea fácil y tomará algún tiempo. Por ello no se puede descartar que la escasez pueda empeorar en el corto plazo antes de mejorar, asegura Econométrica. Dios nos agarre confesados.