Más vale tarde que nunca

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El derrumbe ha demorado 14 años en iniciar su inevitable decadencia. Demasiada tardanza.

En un momento de desvarío, Lula da Silva manifestó ante un importante foro empresarial alemán que el gobierno de Chávez era el mejor de los últimos cien años de historia venezolana. Las razones para un lobby de tamaña magnitud son claras. Es perfectamente imaginable que su campaña para la presidencia fuera financiada por Pdvsa. Como los hilos y los medios financieros que desestabilizaron la frágil democracia boliviana siguiendo un guión diseñado en La Habana  y financiado en Caracas. Como sucediera con Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua, Lugo en Paraguay y el matrimonio Kirchner en Argentina. La estrategia de desestabilización de todos sus países siguieron estrictamente el guión ensayado con éxito en Venezuela: golpes de Estado, fractura de la institucionalidad, debilitamiento extremo de las hegemonías hasta derrumbar los sostenes populares y asaltar el poder en andas de mayorías electorales de corte plebiscitario: fascismo del siglo XXI.
No corrieron los presidentes de gran parte de los países latinoamericanos o sus enviados especiales a visitar al moribundo en el Cimeq impulsados por sus corazones: todos debían sus presidencias al caudillo manirroto, pieza dúctil del maromero de la Sierra Maestra. Basta recordar la comedia de los maletines, punta de una madeja que de haber sido deshilvanada, hubiera mostrado la putrefacción que vinculaba –y sigue vinculando– a los países del ALBA, de Unasur y de la OEA con el manoseo corruptor de la cría de los Castro.
Imposible pasar por alto que en un momento que pudo haber sido trágico para el futuro de América Latina, también Perú y a México estuvieron a un tris de convertirse en fichas gobernantes del castrochavismo. Muy posiblemente financiados por el binomio venecubano. Y que un recurso extremo los demócratas hondureños desalojaron del Poder a Zelaya cuando se encaminaba a dar su golpe de estado plebiscitario. Con lo cual América Latina hubiera terminado por someterse al sueño de Fidel Castro desde los tempranos años sesenta: dominar sobre todo el continente gracias no ya a guerrillas triunfantes, sino al gigantesco poder corruptor de la renta petrolera venezolana y democracias de utilería.
La muerte del caudillo ha venido a descalabrar por ahora el proyecto forista. La indisimulable derrota electoral del llamado chavismo sin Chávez deja ver una tendencia irreversible provocada por el agotamiento del proyecto neo fascista del castrochavismo y la grave crisis política, económica y social que arrastra Venezuela hacia un desenlace irreversible: el retorno a su Estado de Derecho y la convivencia democrática. Insulza abandona la gendarmería de la región. La Sra. Kirchner enfrenta un turbio horizonte. La alcahuetería del Yago colombiano se derretirá en el fuego de su próximo fracaso electoral.  Y el Perú democrático da muestras de asumir la ofensiva contra las imposiciones castrocomunistas. El derrumbe ha demorado 14 años en iniciar su inevitable decadencia. Demasiada tardanza.

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@sangarccs

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