Entre los años 2007 y 2008 las universidades públicas – autónomas del país advirtieron su preocupación por el estancamiento del presupuesto que les fue asignado, pese a que el crecimiento natural de estas instituciones exige un incremento sustancial anual de los recursos. Desde la fecha se habla de una crisis universitaria, que cada vez se torna más grave y afecta a mayores sectores dentro de la vida académica.
En la planificación existen ciertos elementos necesarios para garantizar el logro de las metas institucionales, que son tomados en cuenta por quienes se encargan de la proyección presupuestaria dentro de las instituciones de educación superior. Dichos elementos tienen una vinculación estrecha con las denominadas partidas presupuestarias que se distribuyen de la siguiente manera:
•Gastos de personal (Partida 401): Incluye sueldos y salarios, jubilaciones y pensiones, remuneraciones, hospitalización, cirugía y maternidad (HCM), aportes gremiales.
•Materiales y suministros (402): Papelería, tintas; reactivos, alimentos y bebidas.
•Servicios generales (403): Servicios básicos (agua, luz, teléfono), viáticos y pasajes, vigilancia y limpieza, comedor y transporte.
•Gastos de inversión: Planta física, equipos de laboratorio, computación, mobiliarios.
Casi la totalidad del presupuesto que llega a las universidades tradicionales se destina a cubrir las necesidades de las partidas 402 y 403, lo cual demuestra por qué se mantienen abiertas las casas de estudios: los sueldos del personal se siguen cancelando, junto con sus beneficios, y los alumnos ven resueltas sus necesidades básicas mientras estudian (transporte y comedor).
La crisis no es palpable para quienes desconocen el funcionamiento de la universidad, puesto que afecta elementos internos como los materiales, suministros e inversión.
La planta física de las instituciones está deteriorada, los laboratorios funcionan a medias, las prácticas de campo que se deben realizar en muchas carreras para garantizar la calidad en la formación se han reducido al mínimo y la austeridad reina en cada uno de los departamentos institucionales.
Crisis sobre crisis
Francisco Meza, director de Programación y Presupuesto de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), explica los diferentes problemas que inciden de forma particular en el presupuesto de 2013.
En primer lugar, destaca los antecedentes del recorte presupuestario, aunados a la recurrencia de una asignación presupuestaria que a todas luces ha resultado deficitaria.
Las medidas de austeridad ordenadas mediante el Decreto de Bienes Suntuarios, que obliga a las instituciones a solicitar una autorización ante la Vicepresidencia de la República para poder adquirir nuevos equipos, también forman parte del recrudecimiento de la crisis.
Otro ingrediente, que se sumó justamente en febrero de este año, es la devaluación de la moneda nacional en un 46,5%, cuya incidencia directa se observará en las partidas 402, 403 y 404.
“En medio de la crisis ya veníamos presentando problemas con los proveedores de insumos a la universidad, debido a la escasez de productos y los requisitos extremos que deben cumplir para poder prestar servicio a la universidad… ahora pensamos que esto se agudizará debido al nuevo sistema de subastas de divisas implantado para las empresas (Sistema Complementario de Asignación de Divisas, Sicad)”.
La lucha se basa en conseguir recursos y, una vez que llegan, se debe tramitar la autorización ante Vicepresidencia para la adquisición de equipos o bien esperar a que una empresa de proveedores lleve los insumos. Según Meza, la UCLA espera por la autorización de Vicepresidencia para adquirir ciertos equipos que son necesarios desde mayo de 2012.
“En los últimos años, el leve incremento que se observa en la asignación del presupuesto obedece a la recurrencia de los aumentos salariales, en especial, de quienes ganan sueldo mínimo”.
Casos críticos en decanatos
Meza destaca que en la institución que representa, la crisis se refleja con mayor énfasis en decanatos como Veterinaria, donde no consiguen anestésicos para operar a los animales.
“También tenemos problemas para conseguir el hilo quirúrgico, de origen importado… allí radica parte de la crisis, porque la gran mayoría de los insumos de los laboratorios vienen del exterior”.
La preocupación de quienes manejan las finanzas en las universidad sin duda se incrementó este año.
“Nosotros veníamos trabajando con muchos problemas, pero ahora se suma una devaluación que en cifras estimadas es del 46,5%, si se toma como referencia el dólar Cadivi, pero que será superior para las empresas proveedoras que hasta ahora no saben en cuánto se cotiza el dólar del Sicad en cada subasta.
Entonces, tendremos doble problema: proveedores replegados y aumento de costos”.
El presupuesto de las universidades se trabaja en moneda nacional y las divisas se manejan únicamente en el caso de los becarios que están en el exterior, es decir, los docentes en proceso de formación (cuya cifra ha decaído en los últimos años).
“La devaluación nos afecta en nuestra relación con los proveedores, porque ellos se valen de las divisas para traer sus rubros… pero al estancarse esa dinámica, no nos ofrecen servicios”.
Meza relató que algunos proveedores que tienen la mercancía requerida por la universidad, muchas veces no cumplen los requisitos que se exigen. “Recientemente abrimos una licitación para productos de limpieza y el proceso quedó desierto”.
En núcleos como El Tocuyo se presentan trabas con quienes manejan el servicio, debido al aumento del precio de los alimentos y la inseguridad.
“Estamos atados de manos en muchas áreas, porque el impacto de la crisis económica del país ahora es directo”.
Inversión nula
Los gastos de inversión de las universidades son nulos y es allí donde radican las principales consecuencias del déficit presupuestario.
“Nos hemos dedicado a pagar sueldos y salarios, dar comidas y becas, pero sin atender la calidad académica porque los laboratorios y la infraestructura se están cayendo”.
Por experiencia, Meza asegura que las incidencias de medidas como la devaluación se reflejan en el mediano o largo plazo. “La disminución de la inversión es la principal consecuencia y si no hay inversión no hay empleo ni desarrollo”.
Insumos importados
En instituciones como la Universidad Nacional Experimental Politécnica Antonio José de Sucre (Unexpo) la crisis presupuestaria se siente de manera directa, dado que entre el 70 y 80% de la enseñanza que imparte se basa en prácticas de laboratorios y en talleres.
Amael Castellano, vicerrector regional de esta casa de estudios, insiste en que la mayoría de los insumos para el funcionamiento tienen un componente importado.
“Los equipos de computación y aquellos de laboratorio que aún se pueden adquirir, están influenciados por la inflación y la devaluación”.
La universidad ya aspira un crédito adicional para el 2013, que está siendo tramitado ante la Oficina de Planificación del Sector Universitario (Opsu), para cubrir las incidencias sobre los costos de personal, concursos de oposición de docentes, ascensos del personal, insuficiencias de gastos de funcionamiento, providencias estudiantiles y servicios básicos, pago de personal contratado.
“Sin el crédito adicional quedarán desabastecidos los insumos de los departamentos”.
Los recursos que llegan por vía del presupuesto ordinario se agotan de forma rápida. En enero, por ejemplo, se tenían 618 mil 792 bolívares asignados para el servicio de transporte estudiantil y solo en ese mes se gastaron 427 mil.
El gasto de comedor asciende a Bs. 1.800 cada mes.
Antonio Caravacas, director Académico, apunta que en todos los departamentos o carreras de las ingenierías, presentan inconvenientes en los laboratorios.
“Se trata de unos 73 laboratorios que funcionan en la sede de Barquisimeto, incluyendo los de simulación, que tienen años en funcionamiento y muchos equipos se han logrado repotenciar, pero hay otros que ya no se pueden utilizar. Las prácticas con los equipos se suplen con visitas a empresas a fin de que el alumno pueda obtener ese conocimiento”.
A ello se suman las solicitudes de nuevos equipos para los laboratorios de las carreras nuevas, cuya inversión se perdió de vista.
Desde la Unexpo recuerdan que el funcionamiento de las universidades implica mucho más que tiza y borrador.
Otro ejemplo de la crisis, lo da el incremento exorbitante del costo de una campana de seguridad que adquirieron para uno de los laboratorios de Química a un costo Bs. 43.000 y ahora está en 195.000.
En esta área también se requieren reactivos y solventes como el hexano, de uso constante en los laboratorios, cuyo costo por galón pasó de 60 a 185 bolívares. El mismo es producido por la industria petrolera venezolana pero es envasado por extranjeros.
En las prácticas de laboratorio de química orgánica se atienden unos 55 alumnos, en cinco cursos o grupos de 11 estudiantes, que se atienden por semestre, la cantidad de reactivo que se gasta es enorme. En muchas ocasiones, para que los alumnos lleven a cabo al menos una práctica, es necesario que colaboren en la adquisición de los insumos que se requieren, significa que ellos deben subsidiar parte de su educación para alcanzar un nivel de calidad.