Las enfermedades crónicas dependen de varios factores, siendo uno de ellos la dieta.
Las dietas ricas en alimentos vegetales protegen frente a las enfermedades cardiovasculares y el cáncer debido a que son ricas en antioxidantes y ácido fólico; por otro lado las dietas proteicas están relacionadas con las enfermedades cardiovasculares, por la falta de fibra y vitaminas en la dieta.
El consumo de una energía excesiva (ingesta de numerosas calorías frente a las gastadas) supone un factor de riesgo frente a la obesidad junto con las complicaciones que esta conlleva: diabetes o hipertensión.
El exceso de bebidas alcohólicas conlleva un alto riesgo en enfermedades hepáticas y algunos tipos de cáncer.
El consumo abusivo de sal en las comidas es un factor de riesgo ante enfermedades de hipertensión arterial y accidente cerebrovascular.
Aquí van algunas recomendaciones nutricionales para seguir una buena dieta:
1. El total de la ingesta de grasas no debe superar el 30% del total de la dieta diaria. Entre las grasas consumidas debe predominar el aceite de oliva y no abusar de los alimentos con alto nivel de colesterol.
2. Consumir frutas y verduras de forma adecuada a la edad para asegurar un aporte de vitaminas y minerales adecuados.
3. Aumentar el consumo de hidratos de carbono complejos y disminuir el consumo de azúcares sencillos a menos del 10% de la energía total consumida.
4. Mantener el peso corporal adecuado combinando las ingestas alimentarias con actividad física.
5. Moderar el consumo de alcohol (1-2 vasos de vino al día o su equivalente)
6. Consumo de menos de 5 gramos de sal al día.
7. Consumo adecuado de flúor, ya que es el fundamental para la formación de los dientes primarios y secundarios hasta completar el desarrollo. Mantener el consumo de calcio adecuado durante toda la vida.
8. Se desaconsejan los suplementos nutricionales no recomendados por el médico de forma individual.
9. Seguir una dieta sana y equilibrada en la que estén representados varios alimentos de todos los grupos.
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