Desde hace algún tiempo quienes residen o trabajan en las inmediaciones del puente Santa Rosa, en la intercomunal Barquisimeto-Cabudare, sufren las consecuencias de los malos olores que emanan de una enorme charca de aguas malolientes allí existentes.
En un primer momento se pensó que era producto de los trabajos de canalización del río llevados a cabo el año pasado.
El asunto es que durante las 24 horas del día, sobre todo cuando los rayos solares están más fuertes, los malos olores son insoportables, incluso para quienes pasan por el puente.
Inútilmente los vecinos han exigido públicamente la eliminación de ese foco de contaminación que representa ese charco reproductor de insectos transmisores de enfermedades pues el mismo persiste.
Afortunadamente con las lluvias caídas últimamente sobre la región los malos olores han amainado un poco pues las aguas empozadas circularon, aunque siempre siguen afectando.
Los más afectados son quienes residen en el sector Pueblo Abajo de Santa Rosa pues tienen el foco contaminante más cerca pero se sienten impotentes ante la indiferencia con que las autoridades sanitarias están viendo el grave problema que están padeciendo.
Luis Duno vive y trabaja en Pueblo Abajo, a pocos metros de la llaguna contaminante y confirma que a determinadas horas no se puede estar en la zona por lo nauseabundo del ambiente.
“Esto no se puede aguantar más y llevamos más de seis meses soportándolo y no vemos a nadie en el gobierno que se preocupe por las enfermedades que ese pozo de agua sucia puede provocar”, dijo preocupado.
Luego aclara que no se trata de agua de lluvia o del río sino de los desperdicios de una procesadora de pollos existente en las cercanías.
Presumen que la tubería que traslada las aguas servidas desde la planta pollera se rompió por lo viejo o fue rota por una máquina y nadie se ha preocupado en repararla.
Son unas cuantas las familias de Pueblo Abajo de Santa Rosa las afectadas por el problema quienes continúan esperando la intervención de las autoridades sanitarias para que le pongan fin a tan desagradable situación.
“Que lo hagan antes de que se declare una epidemia que alcance más a los niños que son los más débiles”, dijo una señora que pasaba por el lugar.
“Esta es una pudrición que nadie puede aguantar y nosotros llevamos más de seis meses soportándolo porque a nadie como que le preocupa”, indicó.
Los malos olores que surgen debajo del puente Santa Rosa son percibidos también en el sector oeste de Veragacha, de acuerdo a como sople el viento, por lo que igualmente han reclamado públicamente su eliminación.
No ha faltado quien, preocupado por la indiferencia oficial ante tan indeseable situación, han planteado la necesidad de protestar en la vía para llamar la atención de las autoridades.
Pero en Pueblo Abajo no sólo tienen ese problema con aguas servidas pues su calle principal está convertida en un río permanente y nada agradable.
Se trata de aguas servidas procedentes de la parte alta que corren por la pendiente como consecuencia de la carencia de una red de cloacas.
“Eso viene desde allá arriba y nos cae a nosotros todo el tiempo y quienes están en la junta parroquial nunca se han preocupado en buscarle solución, como si no existiéramos”, expresó Josefina Vásquez, una vecina.
No sólo afecta a los vecinos sino también a quienes acuden los fines de semana a practicar deportes, especialmente futbol y béisbol en los dos campos allí existentes.
En general, se trata de un grave problema de contaminación que requiere de atención por parte del organismo al que corresponde.