Los niños sirios de la guerra

Está ante las ruinas de una casa. Viste un suéter rojo intenso, cubierto en la cintura por el pantalón del mono, sin cinturón. Sus cabellos, ocultos por un pañuelo blanco/azul. Un fusil de asalto AK-47 cuelga de su cuello cruzándole lateralmente el pecho. Un cigarrillo entre los dedos sucios de su mano izquierda alzada. Humo sale de su boca. Su mano derecha reposa sobre la culata del fusil, acariciándola. Destaca el cargador curvo del arma, adornado con plástico verde, blanco y negro,la bandera de la Primera República Siria, usada por los opositores al régimen de al-Assad, el Ejército Sirio Libre.
No es cualquier combatiente. Es Ahmed. Sus padres murieron al ser bombardeada su casa en el empobrecido barrio Salaheddin, Alepo. Tiene 8 años. Apenas puede con el arma. Esa es la patética foto publicada por TheTelegraph, de Londres. Un tío, dicen, lo cuida, pero en realidad lo emplea como mascota de su grupo de rebeldes. Un abuso adicional. Mortal. También lo entrena en el uso de explosivos. Paroxismo de la criminalidad. El niño grita Allahu-Akbar (dios es grande). ¿Fundamentalismo forzado?
La guerra en Siria acabó con la niñez de Ahmed. También a más de dos millones de niños sirios, según la Unicef, les fue robada su inocencia. La guerra los ha transformado en huérfanos, refugiados, combatientes, escudos humanos, transportadores de cualquier cosa, objetos sexuales, mensajeros, vigilantes, ayudantes en hospitales.
Mohammed Asaf, de 12 años, “trabaja” desde hace varios meses voluntariamente en una clínica de Alepo, atendiendo a heridos de emergencia. Así otros niños. Observa cuerpos ensangrentados, niños gritando, adultos mutilados o que fallecen. “Al comienzo, cuando veía sangre, me daba miedo. Ahora es como ver agua”, dice Mohammed. Afuera, cohetes, granadas y francotiradores diezman a la población civil.
Organizaciones de derechos humanos alertan sobre la dramática situación de los niños sirios. Enel informe titulado Niños bajo Fuego Cruzado, la ONG SavetheChildren señala, que son las principales víctimas de esa guerra y denuncia los abusos que cometen ambas partes del conflicto. Concluye, que el Consejo de Seguridad de la ONU debe elaborar una solución que erradique la violencia y asegure la ayuda para todos los niños sirios. Amnistía Internacional confirma los crímenes y promueve la urgente necesidad de que el Tribunal Internacional investigue los delitos.
En mayo de 2011, Hamsa, de 13 años, fue detenido por participar en manifestaciones contra el régimen. Días después, su cadáver torturado les fue entregado a sus padres. Este cruel asesinato, atribuido a fuerzas gubernamentales, contribuyó a extender las manifestaciones en Siria, iniciadasdos meses antes por protestas contra las detenciones arbitrarias de adolescentes críticos al gobierno en Alepo. Estas acciones fueron el disparador del alzamiento que desembocó en guerra civil.
La ONG Aldeas Infantiles-SOSdenunció, que la mayoría de los niños está muy traumatizada por haber sido testigos del asesinato de miembros de su familia. Miles de niños pasan hambre y frío. Huyen.Los que huyen viven a la intemperie o en cuevas. Faltan los medicamentos y abunda la violencia. En Siria crece actualmente una generación perdida.
Una de cada cinco escuelas fue destruida. Algunas fueron transformadas en centros de tortura o detención para los propios niños. En Alepo un tercio de los hospitales ya no funciona. Falta dinero para ayudarlos. Se prometió ayuda foránea por 1,5 millardos de dólares, pero no se concreta. Si eso no cambia, Unicef tendría que reducir servicios auxiliares.La ONU estima, que durante la guerra civil han fallecido violentamente más de 75.000 personas, 6.000 adicionales solo en marzo de 2013. Cuántos de ellos son niños, se desconoce. Según Unicef, más de un millón de sirios abandonó el país, la mitad niños. Vegetan en improvisados campos de refugiados. Allícuentan su tragedia a los miembros de las organizaciones internacionales de ayuda. Turquía, Irak, Jordania, Líbano y Egipto son los países receptores. Pero dentro de Siria hay más de 2,5 millones de desplazados, errantes, sin alimentos.
La introducción de este texto nos recuerda las monstruosas imágenes de niños venezolanos enmascarados y armados por los “colectivos” militarizados del 23 de Enero, Caracas, hace pocos años, apoyados por el Gobierno. Crimen impune contra la patria y sus valores.
Todas las guerras son guerras contra los niños.
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