Para recordar: “Entonces Micaías dijo: He visto a todo Israel derramado por los montes como ovejas sin pastor…” (2do Crónica 18:16)
Escuchamos una triste leyenda (tal vez fue una historia) que un hombre rico le debía una suma de dinero a un pastor de ovejas. Como no le quiso pagar y el hombre pobre creyó que el camino correcto era tomar la ley en sus manos, entonces, días más tarde pasó por el corral de las ovejas, abrió la puerta, y solamente esperó que una oveja le siguiera y permitió que se lanzara, junto a unas pocas por un precipicio; las demás se lanzaron porque las primeras lo hicieron.
Cuando muere un líder y los seguidores andan como dislocados, se dice que quedaron como ovejas sin pastor.
En sentido conceptual y alegórico, según la página miboina.wordpress.com relacionan: “El pastor es una persona que cuida y mima a sus ovejas, aunque no todos los pastores lo hacen de la misma manera, algunos dejan mucho que desear…” y agregan: “…las ovejas acaban igual, en el matadero para goce y disfrute del pastor. De la misma forma que los pastores cuidan y miman a sus ovejas, lo hacen también los gobiernos democráticos con su pueblo”.
En la página web, bibliotecapleyades.net, presentan el estudio: “Decisiones por Consenso en la Multitud Humana” comparando la conducta animal (de oveja) en similitud al comportamiento humano y demuestran que sólo se necesita el cinco por ciento para influir en la dirección de la multitud y que el otro 95 por ciento lo sigue sin darse cuenta del por qué…” ¿Será que éste estudio se ajusta a una realidad que se vive en nuestro país?
Según el Comentario Bíblico Adventista, CBA, tomo 3, desglosan los capítulos 17, 18 y 19 del segundo libro de Crónicas y cuando Micaías, un profeta de Jehová declaró: “He visto a todo Israel derramado por los montes como ovejas sin pastor; presentan a dos reyes tratando de hacer la guerra a otros pueblos (Ver 2do Crónica 18).
Allí Josafat, rey de Judá, se asoció mal con un rey llamado Acab, y ambos querían atacar otros pueblos, porque Acab creía en Dios a su manera y prefirió creer a unos falsos profetas y se fueron a la guerra. Al final, Acab fue muerto y la profecía de Micaías se cumplió, aunque Dios salvó a Josafat.
Dios lo salva, porque a la larga Josafat, había quitado todas las imágenes que tenían el pueblo y “su gran meta de la vida no era exaltarse a sí mismo sino a Dios. Josafat entendía que la prosperidad de su nación dependía de la obediencia a las órdenes del Señor”. Tal rey, envió a los sacerdotes por todo el país con la misión de instruir al pueblo en la ley del Eterno y en los caminos de rectitud, porque entendió que el Eterno es más un Dios de paz que de guerra (CBA, t3, p.257).
Años más tarde, Jesús enseñó que Él es el único Pastor de pastores a seguir, a estar vigilantes de los enemigos de las ovejas y señaló: “Os aseguro: El que no entra en el redil de las ovejas por la puerta, sino que sube por otra parte, es ladrón y asaltante” (Juan 10:4). Al respecto, en el CBA, t5 citan a Robertson quien manifestó: “¡Qué lección para los pastores! que tratan de arrear a la iglesia como a ganado, y fracasan. El verdadero pastor guía en amor, en palabras y en hechos» como lo hizo Jesús.
Con el permiso de todos, adaptaremos parte del párrafo anterior: Hay gobernantes (dirigentes) que tratan de arrear a sus países (ciudadanos) como ganados y fracasan. El verdadero gobernante guía en amor, en palabras y en hechos.
Deberíamos tomar en cuenta lo escrito en Isaías 13:13,14, como resultado de no sujetarnos a Dios y sus mandatos para hacer su voluntad. Por ello citamos: “En los últimos días los impíos de todas las naciones serán esparcidos como ovejas sin pastor… los impíos buscarán algún lugar en donde ocultarse de la ira final de Dios; pero no lo hallarán” (CBA, t4, p.206).
Tal vez por ello, Elena de White dijo: “Hay hombres que se presentan en el púlpito como pastores, profesan alimentar el rebaño, mientras las ovejas están pereciendo por falta del pan de vida” (Evangelismo, p.156).
Valga la comparación: Hace falta verdaderos pastores de iglesia; padres de familias; gobernantes, que impidan que el pueblo ande como ovejas sin pastor y eviten acciones que los lleven a la destrucción, antes que su Salvación.
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