Una noche larga y sombría

Aún está pendiente el resultado de la auditoría del 46% de las urnas de votación. Curiosamente el árbitro proclamó ganador al candidato presidencial del gobierno, sin haber concluido el proceso, a pesar del empate técnico de los dos contendores más favorecidos por el pueblo.
Pensamos que alguna razón le asiste al CNE, para comportarse de la manera que lo hizo. Porque de producirse una situación contraria, serían muchas las interrogantes que emergerían con respecto a los comicios de anteriores oportunidades. Y si tal conducta quedara en evidencia, en lo sucesivo surgiría la obligación de auditar todas las urnas el mismo día de las elecciones.
Aunque esperamos poco o nada del escrutinio restante, es una posibilidad legal y reglamentaria que conviene agotar. Sin embargo, nosotros damos por hecho lo acontecido y, con base a este pálpito realista, queremos emitir una sola opinión, que podría ser la síntesis de muchas otras.
El elector tuvo frente a sí un amplio espacio iluminado y un mundo de sombras. La mayoría prefirió la vía de la oscuridad. ¿Qué les pesará? Claro, en menos tiempo del previsto, llorarán lágrimas de sangre. ¡Quiera Dios que estemos equivocados!
Hay que reconocer que en esta oportunidad fue mayor el número de electores que buscó la luz. Y por poco supera a quienes tomaron el camino de las sombras. Mientras que cuatro millones de electores, por su falta de voluntad y de amor por Venezuela, se abstuvieron de votar. Este importante segmento que, sin duda, pudo sumar más luces que sombras, contribuyó a que en el horizonte de la patria se haya dibujado una larga noche de terror. ¡Sólo el gran poder de Dios, si es que lo vuelve a poner a nuestro servicio, salvará a Venezuela y a Latinoamérica!
Perdonen nuestra actitud pesimista; pero señales ha habido, y muchas. Lamentablemente, les hemos dado con los pies.
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@UrdanetaAguirre