“A nosotros nunca nos han tomado en cuenta para nada y lo poco que tenemos es porque lo hemos hecho nosotros mismos, pero necesitamos alguna atención oficial”. La expresión corresponde a Nayi Morillo, residente del barrio Santa Lucía, al noroeste de la capital del municipio Crespo.
Se trata de una barriada fundada hace más de treinta años, dividida por la carretera, donde las necesidades son muchas.
Ella, igual que Mery Oviedo y Dilcia Bastidas, residen en el sector uno y carecen de la mayoría de los servicios públicos.
“Necesitamos normalicen el suministro de agua, que sólo nos llega durante tres horas, cada tres días, lo que podría resolverse construyendo un tanque para Santa Lucía y San Juan, donde vivimos muchas familias”, expresó.
Pero en Santa Lucía uno también están exigiendo alumbrado público porque de noche no se ve nada, apenas se alumbran cuando pasan los carros.
“Y que canalicen ese buco porque cuando llueve fuerte se desborda y puede arrastrar a uno”, indicó Mery Oviedo.
Igualmente necesitan les construyan las aceras y asfalten la calle principal que en la actualidad está convertida en un simple camino que con las lluvias se pone peor y a veces no pueden circular los carros.
Pero si esa es la situación en Santa Lucía uno, en el sector dos, al lado oeste de la carretera, es peor porque por ahí no van ni siquiera los políticos buscando votos.
Margarita Díaz, quien se ha convertido en la dirigente comunal del sector, dijo que a la alcaldesa no se le ve.
“Ella nunca ha venido por aquí. Creo que no sabe que existe un barrio llamado Santa Lucía dos y mucho menos que necesitamos un poco de su atención para resolver tantos problemas que tenemos”, respondió.
Para comenzar pidió acondicionar el camino que tienen como calle principal, para que los vehículos puedan entrar sin muchos problemas, refirió.
“Aquí cuando llueve hay que chapalear agua porque eso que llamamos calle se convierte en un río que se nos mete en las casas y nos echa a perder los pocos coroticos que tenemos”, manifestó.
Dijo que desde que Orlando Fernández era gobernador no le pasan una máquina a la mal llamada calle principal y cada día está más deteriorada.
Tampoco tienen agua continua en Santa Lucía dos por lo que deben racionar la que les llega cada tres días.
En el sector también es indispensable, con urgencia, un plan de viviendas para sustituir por casas dignas algunos ranchos de barro que, como el de Hailín Álvarez, se está cayendo.
“Yo vivo aquí con mis tres niños y vivo asustada porque la pared de atrás se está cayendo; ya tiene un hueco y temo nos vaya a caer encima una noche de estas”, dijo muy preocupada.
Ella ha hecho gestiones en varios organismos con la esperanza de que le tomen en cuenta a la hora de elaborar planes de viviendas, pero hasta ahora no le han dado ninguna esperanza de que le harán su casita.
Pero como ella hay otras familias en las mismas condiciones, esperando de la Alcaldía de Crespo o de la gobernación hagan algo por el barrio Santa Lucía, uno y dos, donde la obra de los gobiernos nunca se ha sentido.