Al Vanegas no cree en la inspiración. Cree en el proceso creativo que implica investigación, análisis, estudio y realización de la obra.
“Ese cuento de que no estoy trabajando porque no estoy inspirado, conmigo no va. Como dijo Pablo Picasso: si la inspiración existe que me pille trabajando”.
Este hacedor de imágenes visuales no se apresura. Comenzó a trabajar por series a partir del año 79.
“El público se merece una obra perfectamente acabada”, apuntó el “guaro cabimero”, como le llama su amigo Alberto Asprino, reconocido artista plástico.
En el año citado anteriormente, Vanegas participó en lo que fue su primera colectiva, titulada Presencia 79, que tuvo lugar en la Galería Lisandro Alvarado.
El paisaje de la Escuela de Artes Plásticas Martín Tovar y Tovar había quedado atrás. Estas primeras obras descubrían esa búsqueda inicial que todo artista experimental al comienzo del oficio.
El collage y los ensamblajes sobresalían. Combinaba la pintura con la serigrafía y el grabado. Recortaba cuerpos de mujeres, les quitaba la cabeza y les colocaba cuerpos de hombres. Eran obras con importante carga erótica e irreverente contenido social. De los placeres, nombre de esas primeras obras, cuestionaba la publicidad que se valía del sexo para vender una crema dental, por ejemplo.
-¿Desde entonces figura la mujer en sus creaciones, por qué?
-Porque siempre he sido un gran enamorado de las mujeres. La mujer ha marcado un espacio muy importante en mi vida. Quien más estuvo pendiente de mí fue mi abuela, una mujer con mucho temple y temperamento, como son todas las mujeres venezolanas, emprendedora y aguerrida. Columba fue esa guía. Al igual que mi madre.
Así lo afirmó el también gerente cultural, quien recordó que tres facetas lo definen: el corredor de seguros, el artista y el político.
Y es que Vanegas, tras estudiar simultáneamente el bachillerato y artes plásticas en Barquisimeto partió a Caracas para estudiar finanzas y luego ejercer la carrera de corredor de seguros.
Vale destacar que a principios de los `80 el creador se desempeñó igualmente como coordinador de Cultura del Concejo Municipal de Iribarren.
Giro
En 1982, un viaje a España hizo que Vanegas le incorporará un nuevo elemento a la obra. Textura.
“En España conseguí un material llamado carborundum que me sirvió para hacer textura en blanco sobre blanco. Traje poco. Al quedarme sin material comencé a experimentar con arena de playa, sin embargo, cuando la pasaba por la prensa se volvía papilla. Descubrí que las cualidades de las arenas, por sí solas, ya eran hermosas. La arcilla igualmente produce cantidad de efectos interesantes. A partir de allí, empiezo mi larga investigación sobre la textura, en 1985”.
-¿Qué ha cambiado?
-El tratamiento en el discurso plástico.
El entrevistado sostuvo que a partir del 86 comenzó a enviar a diferentes salones de arte a escala nacional. La aceptación de su obra en los más importantes certámenes le indicó que ese era el camino.
Al mismo tiempo, destacados críticos de arte comenzaron a hablar sobre su planteamiento.
De esa manera, llega la primera individual en 1989 en la galería Arte Pueblo.
“En ese año dije que era un hacedor de imágenes visuales, no me consideraba un artista”.
-¿Hoy día se considera artista?
-Me sigo considerando un hacedor de imágenes visuales, pero creo que sí, creo que he logrado escalar. Siempre he luchado por el respeto. Ser artista es algo que conlleva mucha responsabilidad y seriedad.
Signos y Símbolos
Aparecen bocas, senos y peces en esta nueva etapa. La serie Signos y Símbolos nace en 1991. En esa década los premios por participar en diferentes salones comenzaron a llegar.
El artista actualmente no envía obras a estos concursos. Desde hace diez años no lo hace porque considera que se trata de una meta cumplida. Por otra parte opina que los salones se vinieron abajo y que algunos perdieron seriedad.
En el año 95 Vanegas “entierra” al ejecutivo de seguros para dedicarse al oficio de la plástica y a la gestión cultural. Cobra vida la serie Tepuyes y luego, Del amor, la lujuria y otras vainas en el 98.
En 2002 con la serie Mujeres celebra cinco décadas de vida. De una abstracción lírica pasó a una figuración mucho más contextualizada.
Mujeres ya tiene 11 años. A lo largo de ese período Vanegas se preocupó también por estudiar el tejido wayuu y el vidrio. Realizó también diversos talleres de museografía y curaduría.
De lo táctil a lo textil y Homenaje al jazz, fueron otras individuales del artista. Actualmente, este come libros, como confesó ser, realiza un diplomado de Curaduría a través de Internet de una institución argentina. “Esto me interesó y preocupó porque el montaje no es guindar cuadros”.
Mujeres en 3D llega en 2010 como homenaje a los 80 años del artífice, quien no dejó de participar en exposiciones colectivas.
Adiós a mujeres
Con motivo de sus 45 años de trayectoria y seis décadas de vida, Al Vanegas le dice adiós a Mujeres, una despedida que quizás no es definitiva.
15×4 Seis Décadas se llamará la serie que comprenderá Con rostro de mujer y Mujeres en 3D
Con Rostro de Mujer, dijo, son veinte obras de pequeño y mediano formato que se exhibirán primeramente en Maracaibo, luego en Salta-Argentina, donde también el creador impartirá unos talleres sobre tejido Wayuu. Esto en el mes de octubre.
En noviembre la serie llegará a Barquisimeto para mostrarse en Cortulara.
Para 2014, Vanegas estará exponiendo en España y posteriormente en Bogotá, cerrando esta celebración de más de un año en Caracas.
-¿Cuál sería un buen regalo para los artistas en su día o para la plástica?
-El mejor regalo sería recuperar la obra urbana que se está deteriorando en la ciudad, sobre todo cuando tenemos obras de tan importantes artistas, ejemplo de ello, el monumento al sol de Cruz Diez. El otro regalo sería que la Ley de Cultura cobrara vida. No es posible ni justo que los artistas mueran de mengua.
El artista, los artesanos, los creadores somos grandes emprendedores. Hacer una obra es costosísimo. Eso pocas personas lo ven.
-¿Qué opina de la desaparición de salones de arte?
-Es muy lamentable. Así como la desaparición de espacios expositivos, los salones mermaron. Yo creo en la obra. Si el artista tiene claro su discurso y tiene preparación eso se nota. A pesar de todo, los artistas somos tan eternos como la vida. La vida de un ser humano es finita pero su creación es infinita. Si un artista no sueña no es nada. Por eso hay que trabajar diariamente. Por ello, la constancia es tan valiosa en este oficio.
“Seguiré haciendo lo que hago, seguiré trabajando por la ciudad porque me siento guaro, me siento larense de corazón”.