Maquiavelo

Hoy, cuando la política se encuentra en un primer plano, en la cresta de la ola, son pocos quienes recuerdan al padre de la misma: Nicolás de Maquiavelo, el sabio que entendió la política en su exacta dimensión, como una ciencia autónoma que –si bien ligada a todos los hechos ocurrentes en los sistemas sociales humanos- es independiente de todas las concepciones generales –éticas, morales o religiosas- del mundo, e hizo un análisis despiadado de la naturaleza humana.
Nacido en Italia en 1469, falleció allí en 1527 a los cincuenta y siete años. Fue secretario de la II Cancillería de Florencia desde 1498 hasta 1512, durante catorce años. Hombre prolífico con la pluma, escribió por lo menos trece obras, algunas trascendentales desde 1503 hasta su muerte, sobre política, dramas y novelas; las siguientes: “Modo de tratar a los pueblos rebelados en el Valle de Ciana” (1503), “Retrato de las cosas de Francia” “Retrato de las cosas de Alemania” “De Principabus” “El Príncipe” –la más leída de todas sus obras- la “Comedia de Calímaco y Lucrecia” (base para el drama de “La Mandrágora” “Discurso sobre la Reforma del Estado de Florencia” (1519) “Discurso sobre la primera década de Tito Livio (1519) “Sobre el Arte de la Guerra” (1521)“Historia Florentina” 8 Tomos (1525) encargada por el Papa Clemente VII “Belgafor, el Archidiablo (novela) y las obras de teatro “Citia” y “La Mandrágora.
Maquiavelo fue el primero quien concibió la política como la manipulación de la gente en tormo a un propósito equifinal. Su frase más conocida es aquella de que “…el fin justifica los medios”. En realidad se trata de una actividad despiadada, pero necesaria, fuera del ámbito de la ética o la moral.
Entre los más conspicuos lectores de El Príncipe estuvieron: Napoleón Bonaparte, para quien la obra era su texto de cabecera, el cual rayó y ante  frases como “…el príncipe ha de ser amado por su pueblo…”, comentó: “…me basta con que me teman…” Así mismo Cristina de Suecia (1629-1689) primero regente y luego reina, quien dirigió con éxito los destinos de ese país. Y como ellos, personajes como Clausewitz, Montesquieu, Miranda, Bolívar, Patton, Montgomery, Eisenhower y obviamente Chávez, fueron sus ávidos lectores.
Todo político que tome en serio su labor, requiere leer Maquiavelo – cosa que pocos hacen y de aquí sus fracasos- principalmente nuestros flamantes politólogos; en tanto que fue Maquiavelo el primero en percibir, analizar e interpretar la política, para poder comprender sus alcances. Hoy los políticos, sobre todo los venezolanos, solo se ocupan de la misma para poder satisfacer sus ansias de protagonismo, de poder…y de dinero, lo cual observamos en cada una de sus actitudes y modos para manipular a la gente sencilla, incapaz de percibir en estos “pico de oro” sus evidentemente perversos propósitos; sobre todo a la juventud –tan maleable- a quienes, en lugar de formarles y enseñarles a razonar, los emplean como “carne de cañón” para sus malvados propósitos.
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