Edifiquemos con la gracia del conocimiento

Indudable y evidente, ante las puertas de nuestro sano raciocinio, como la formación de nuestro intelecto, el desarrollo de nuestras destrezas, capacidades y habilidades, las cuales conforman un bendecido conglomerado adjunto a nuestra creación para edificar, pueden construir de ladrillo en ladrillo castillos, y cada vez, más altos en la medida que perseveramos, nos esforzamos, en la consecución de nuestros sueños, anhelos y metas.
He de reafirmar que fuimos hechos a imagen y semejanza de un Dios vivo (Gn 1,26) y en esencia de amor (1 Jn 4:8 ), solo basta desplegar las bases sólidas de dicha construcción, tales como nuestra voluntad y actitud, interés, trabajo y fe, puesto que Dios nunca nos abandonara (Hebreos 13:5,6) y en toda obra buena nos bendecirá (Dt 28,2); así, nuestros propósitos serán materializados favorablemente, y se convertirán en testimonios reales que ilustrarany hablarana nuestros hijos, a las nuevas y generaciones actuales acerca de, no solamente de nuestra historia sino también, acerca de la potencialidad viva confiada en manos de nuestra hermosa nación.
Menospreciar los beneficios y necesidad de formación, y crecimiento intelectual continuo de nuestros pueblos, de todos los venezolanos, iría en contra del Desarrollo y crecimiento económico de cualquier población, o continente; másaún, no puede ser concebido el cuestionar y atentar contra los frutosy positivos resultados de la sumatoria de dichos esfuerzos, capacidades, habilidades unidos al intelecto; los mismos, en gran medida y de una u otra forma nos favorecen a todos, un ejemplo inmediato es la disminución de los niveles de pobreza,ante la apertura de diferentes oportunidades de empleo y paralelamente a ello,la disminución de los niveles de óseo ( uno de los peores consejeros de la humanidad en tiempos de crisis, muy especialmente) y por ende, mejor calidad de vidaal suscitarse un provechoso efecto multiplicador y vertical en el escenario social y económico involucrado.
Ante la realidad de un País cuya economía agoniza con altos índices de inflación, de importación, gran dependencia alrededor del rubro negro, y limitada inversión privada nacional o foránea entre otros; impera la demanda del esfuerzo, amor y fe de un pueblo unido, cuya voluntad sea común en pro del bienestar y felicidad de todos. Dios es el sumo bien por excelencia (Sal 145,9), y cuando de bien se trata, sus bendiciones no dilatan en la obra que lo glorifica e identifica(flp 2,2-5); la primera bendición es la vida misma, con la cual contamos para llevar a delante dicho propósito.Dios nos ilumine y guie por siempre, a todos.