¿Triunfo de Maduro o de los Castro?

Habría que ser muy ingenuo o lo suficientemente tonto para no darse cuenta de que Maduro no es mas que una ficha, bien jugada, de los hermanos Castro, Fidel y Raúl, tan bien jugada que la imposición fue por mampuesto: el difunto Chávez comprometido hasta los tuétanos con su padre Fidel, impuso a su hijo, sin importarle el destino de la patria.
Nunca había sido tan evidente la traición a la patria como en esta etapa chavista. Maduro no ha hecho honor a su apellido. No es lo mismo ser canciller, manejado como marioneta, que ser presidente y tener que tomar sus propias decisiones.
En Maduro es aplicable el conocido principio de Peter: su nivel de capacidad está agotado; pudo haber sido un buen sindicalista o un buen conductor de grandes equipos de transporte, no lo dudamos, hasta ahí bien, pero Presidente de una nación y, sobre todo, con los ingentes problemas que tenemos, le queda grande el cargo.
Para conducir este país hay dos condiciones, entre muchas que el actual presidente no tiene: capacidad y liderazgo. Lo de capacidad ya lo ha demostrado. Son evidentes sus carencias y lo de liderazgo igual. A manera de ejemplo vemos cómo Diosdado desde la presidencia de la Asamblea Nacional hace cosas que para el más desprevenido observador es notable que la única intención es dañar lo poquito que Maduro puede o quiere hacer y así será la conducta de todos los que lo rodean: Ramírez, desde la presidencia de Pdvsa, controlando los ya menguados recursos es dueño y señor de las decisiones del presidente.
Otro resentido, el ex vicepresidente Elías Jaua, se aliará con la familia del difunto y, teniendo algún control sobre el partido, también jugara sus cartas, siempre buscando magnificar los errores del nuevo presidente. En fin, Maduro es un preso de muchos factores, buscará el apoyo externo, sobre todo en Cuba, con ese par de “angelitos” que esclavizan la pobre isla caribeña.
A maduro sólo le queda la represión policial. El general Ramírez Torres en Relaciones interiores tendrá un papel muy importante que jugar, trae la experiencia de la policía política, del Sebin (Disip). Lo que parece no recordar nuestro flamante Presidente es que ya Fidel dejó su impronta de sangre en las playas venezolanas, cuando, aliado con comunistas traidores a la patria, intentó invadirnos por las costas mirandinas en mayo de 1967, dejando una estela de soldados venezolanos muertos.
Ahora la invasión es con la alcahuetería oficial en la búsqueda de nuestro petróleo. Cuando esto escribía escuché la noticia de la presencia del señor Presidente en Cuba. Sólo atiné a decir: Que Dios nos agarre confesados y que el Señor lo perdone por la entrega que está haciendo de la soberanía nacional.