Cuando caen los primeros aguaceritos surgen las preocupaciones entre los habitantes de varias comunidades de la capital de la parroquia Juares por el estado en el cual se encuentra la quebrada que la cruza en sentido oeste-este.
Sobre todo quienes residen a poca distancia del canal deben mantenerse en vigilia tan pronto llega la temporada de invierno debido a que el agua que baja de la montaña socava las bases del terreno donde se encuentran sus casas amenazando con llevárselas.
“El patio de mi casa se ha ido achicando con cada crecida de la quebrada, pero hasta ahora ni la Alcaldía de Iribarren ni el Ministerio del Ambiente han hecho nada para evitarlo. ¿será que están esperando unos ahogados para hacer algo?, se preguntó Juana Catarí, una vecina del barrio Cementerio.
Precisó que el año pasado “nos vimos muy feo” por la crecida de la quebrada.
Juan Medina, un trabajador residenciado con su familia en la parte alta del barrio Cementerio, al lado de la quebrada, está muy preocupado y con mucha razón pues ya parte del patio posterior de su casita ha sido arrastrado por el agua.
Dijo que ha acudido a diferentes instancias, incluyendo la Alcaldía de Iribarren, exigiendo le construyeran un muro para proteger su casita pero nada logró conseguir.
“Con lo poco que yo gano tuve que levantar un murito, comprando saquito por saquito de cemento, porque de lo contrario me habría arrastrado la casita con nosotros adentro”, afirmó Medina.
Y como Medina son varios los residentes del barrio Cementerio y otras comunidades al lado de la quebrada que han pasado las mismas penurias a causa de la falta de canalización de la quebrada que cada invierno se amplía con los fuertes aguaceros que caen sobre la zona.
Deporte en riesgo
Incluso, el campo de béisbol de la comunidad se encuentra amenazado, además quienes allí hacen deporte exigen su acondicionamiento.
La cerca perimetral está en el suelo, los dogouts destrozados y carece de una tribuna para los aficionados que acuden a aplaudir las jugadas de sus familiares peloteros.
Volviendo al canal, en varias oportunidades se ha denunciado que al lugar llegan camiones volteos que salen cargados de granzón hacia Barquisimeto incrementando el peligro de los residentes en sus alrededores.
Incluso, muy cerca de la avenida Libertador de Río Claro se puede observar que nada se ha hecho para que el agua de lluvia, que baja de la montaña en torrentes, pueda circular con normalidad.
Todo está cubierto, no sólo por maleza sino por arbustos de cierta altura, en algunos sitios prácticamente bosques que debieron haber sido eliminados con tiempo como medida de prevención y no esperar la llegada de la temporada de invierno y un desastre para actuar.
También en la vía
hacia La Cuchilla
Pero no sólo esa quebrada amenaza al barrio Cementerio y otros de la zona oeste de Río Claro pues en la misma situación de peligrosidad están las familias que viven cerca del río, en el sureste, vía hacia La Cuchilla.
Allí existen varias comunidades, algunas a poca distancia del río, cuyos habitantes han visto como sus aguas han socavado las orillas al punto de que ya algunos ranchos han tenido que ser abandonados por el peligro que representan.
Igual situación de peligro enfrentan los vecinos de otras barriadas cercanas al río a su paso por Río Claro, quienes con razón están muy preocupados por la inactividad desde la alcaldía o el Ministerio del Ambiente con respecto al problema.
“No sé qué esperan para canalizarla. Como que están esperando que la quebrada o el río se lleve unas casas y unas personas para después declararse en emergencia, cuando ya sea tarde”, expresó Juan Medina mientras señalaba lo poco que queda del patio posterior de su casa.
