A las 6:30 de la mañana, Ramón Rodríguez abrió el portón de su casa, se montó en su vehículo. A un lado iba su pequeño hijo de 8 años de edad, a quien llevaría a la escuela. Saca el carro, lo estaciona en las afueras de su casa, lo deja encendido y se baja nuevamente para cerrar el portón de su hogar.
A Rodríguez le suena el teléfono y se concentra en atender la llamada, mientras camina hacia la puerta del vehículo. Al acercarse, es interceptado por dos jóvenes. Uno de ellos se coloca por la parte de atrás y otro se ubica al lado de la puerta del copiloto. Este último se encuentra armado.
Quien está detrás habla y le dice: “no te pongas cómico, quédate tranquilo y dame las llaves del carro”.
Rodríguez, de inmediato, pensó en su hijo y le indicó al delincuente que las llaves estaban dentro del carro. El otro hampón abre la puerta y baja al pequeño. Una vez que el infante estaba afuera, ambos jóvenes abordaron el carro, no sin antes despojar a Rodríguez de su teléfono celular e indicarle que se comunicarían con él.
Una vez que arrancaron los sujetos, el niño abraza a su padre y se asusta. Rápidamente entran a la casa.
La acción delictiva duró escasos 5 minutos, pero para ellos fue una eternidad y en ese tiempo no pasó ni una patrulla, ningún funcionario. Comienzan los autorreproches y lamentos de Rodríguez, subrayando la frase “si fuese actuado de otra forma”.
Esto es la realidad que a diario viven los venezolanos. Historias similares o parecidas son las que experimentan los ciudadanos, registradas en más de veinte ocasiones en un día en la entidad larense.
Dos modalidades
Existen dos modalidades para que la delincuencia se apodere de su vehículo. Una de ellas es el robo, cuando personas usando la fuerza, un arma o mediante intimidación o amenaza, se apoderan de lo que le pertenece a otros. La otra es el hurto, cuando los delincuentes usan herramientas o la forma de apoderarse de lo indebido sin que su propietario se percate de ello.
El comisionado Miguel Rojas, director de Operaciones de Polilara, explica que los supermercados, centros comerciales, mercados populares, centro de la ciudad, estacionamientos sin ningún tipo de control, son los lugares predilectos de los delincuentes dedicados a estos actos, debido a que saben que sus víctimas van a esos lugares a realizar diligencias y cuando mínimo durarán media hora, tiempo suficiente para cometer su fechoría y escapar tranquilos a bordo del vehículo.
En este caso siempre actúan dos personas: una que se encarga de vigilar y otra de abrir el carro.
En caso de robos, por lo general los hampones andan armados, suelen ser más de tres personas, dos que interceptan a sus víctimas y otros que se encargan de dejarlos en el lugar.
Los sitios predilectos para los delincuentes son las calles desoladas, las afueras de una vivienda, o algún semáforo, porque los hampones cazan el momento de distracción de su víctima para atacarlos. Por lo general, buscan a mujeres, a quienes consideran más vulnerables ante la presencia de un hombre armado.
Los jefes del Cicpc Lara y directivos de la Policía del estado coinciden en que dentro de Lara los robos son cometidos en los siguientes horarios: horas pico, desde las 6 a.m. hasta las 7:30 a.m.; y, según consideran, los hurtos se materializan en al mediodía y en la tarde.
Los delincuentes se desplazan en motocicletas para ser efectivos al momento de escapar de los cuerpos de seguridad.
Papeles en mano
En caso de que la persona sea víctima de robo o hurto de vehículo, debe notificarlo a través del 171, o centros de coordinación policial para que se emita una alarma a todos los cuerpos de seguridad que están patrullando en la calle, cuyos funcionarios necesitarán: el modelo del vehículo, el color, las placas, si tiene alguna calcomanía o detalle, para facilitar su identificación por parte de los patrulleros.
La búsqueda o rastreo inicial intenta determinar el sentido que tomaron los hampones, con miras a comenzar una búsqueda más exhaustiva.
Posteriormente, la víctima de estos delitos debe acudir al único órgano facultado para recibir las denuncias sobre robo y hurto de vehículos: el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), bien sea el de la Zona Industrial o la subdelegación de San Juan, cuyas autoridades, por lo general, atienden los casos ocurridos en la parroquia Juan de Villegas y municipio Palavecino.
El comisario Juan Carmona, jefe del Cicpc Lara, informa que para consignar la denuncia en el cuerpo detectivesco, es necesario presentar los siguientes documentos:
-Copia del título de propiedad.
-En caso de no poseer título de propiedad, llevar el documento de compra-venta.
-Copia de la cédula de identidad.
Los datos exactos del vehículo son encontrados en el documento de propiedad o en el de compra-venta y de aquí el investigador los toma y, de forma inmediata, los anexa al Sistema Integrado de Información Policial (Siipol), un programa al que tienen acceso todos los cuerpos de seguridad y el vehículo queda reportado en todo el país.
Los indicios
En caso de que el vehículo fuese hurtado, el jefe policial Juan Carmona insta a la víctima a observar el suelo para ver si existen vidrios partidos o algún indicio de violencia, con la intención de reconstruir el hecho, con la mayor exactitud posible.
En caso de robo, vea las características faciales de los delincuentes, si dentro del carro estaba algún teléfono o si los hampones se apropiaron de alguno. Es importante indicar el número.
Todos estos detalles son importantes para la investigación.