Un mes sin agua llevan los vecinos de Las Colinas del Manzano, parroquia Juares, al sur de Barquisimeto. Al asilo María Pereira de Daza, que está en la zona y en el cual viven más 20 adultos mayores, tampoco llega el vital líquido.
Los residentes dicen que tienen que comprar hasta tres camiones cisterna a la semana para poder cocinar y bañarse. Aseguran que han hecho diversos llamados a Hidrolara, pero hasta ayer no habían obtenido respuesta y seguían como en el desierto.
Alberto Rodríguez, vecino de la zona, comentó que lleva al menos un mes sin agua y que en ninguna parte del sector les llega. “Llevamos muchos días sin agua. El problema fue que la Alcaldía de Iribarren, en conjunto con otros entes gubernamentales, hicieron aquí cerca detrás del geriátrico una comunidad de 40 viviendas y las tomas de aguas que venían para esta zona las desviaron para esas casas, por eso ahora tenemos esta sequía”.
Una vecina y ama de casa de la zona, dice que en ocasiones ha tenido que irse a la casa de su madre en Fundalara, al este de Barquisimeto. “No tenemos agua ni para cocinar, pero no puedo dejar la casa sola porque esto por aquí se vuelto muy inseguro y no me gusta ausentarme mucho tiempo”.
“Mi esposo es militar y está destacado en Caracas, por eso yo prácticamente tengo que cargar los recipientes de agua sola. Mis hermanos me ayudan a montarlos en la camioneta cuando pueden porque uno estudia en la universidad y el otro es médico y casi no están en la casa”.
Maritza Arévalo, otra de las residentes del lugar, comentó que ella se unió con dos vecinas y entre las tres pagaron un camión cisterna y le salió más económico. “Pagamos a un señor para que nos movilizara el agua hasta aquí. Desde entonces he estado racionándola para que me dure el mayor tiempo posible, porque cuesta un ojo de la cara, aun cuando la estamos pagando entre varias”.
Hizo un llamado a Hidrolara para que vayan a la zona y resuelvan el problema. “No es posible que ya tengamos un mes o un poco más en esto y hemos llamado para Hidrolara, pero aún no, nos dan respuesta, esto es un abuso”.
Asilo sin agua
Los adultos mayores que habitan en el asilo María Pereira de Daza, ubicado en el sector, también están sin agua desde hace un mes. Los abuelos manifestaron que la situación es incómoda, porque en el asilo siempre los han cuidado muy bien, pero ahora con este problema tiene que hacer milagros para cocinarles y bañarlos.
Demencio Salas, uno de los adultos mayores dijo que, según le han informado, la interrupción del fluido tiene su origen en el arreglo de unas tuberías por parte de obreros de Hidrolara. “La gente aquí está haciendo sacrificios para bañarnos y cocinar, esto no debería pasarnos a nosotros”, comentó.
Jorge Saba agregó que a pesar de la interrupción en el fluido del agua, las autoridades del asilo han hecho lo posible para tener agua. “La directora se ha movido para que siempre tengamos agua, pero tienen que darle solución a este problema. Son muchas personas afectadas en la comunidad y aquí estamos muchos adultos mayores”.
Se trató de hablar con la directora, pero no estaba en el lugar. El personal comentó que pagan camiones cisterna para no que no se interrumpan las actividades cotidianas de los abuelos.
Tomados por el hampa
Habitantes de Las Colinas del Manzano, se quejaron porque en la zona hay mucha inseguridad.
“Esto es peligroso día y noche, siempre hay atracos y secuestros, uno tiene que estar pendiente porque en cualquier momento los delincuentes te sorprenden”, comentó Emilio Quintero.
Quintero dijo que hace pocos días secuestraron a una persona en la zona, pero la familia no ha querido poner la denuncia porque temen por la vida del ser querido. “Ellos temen que maten al muchacho si denuncian ante los cuerpos de seguridad, esto es muy peligroso por aquí, necesitamos mayor resguardo policial y mejor alumbrado público porque en la noche quedamos en tinieblas”.
Juan Cordido agregó que lo han atracado en dos ocasiones, las dos veces a eso de las 7:00 de la noche.
“Las dos veces que me han atracado ha sido viniendo del trabajo, dos hombres me pusieron una pistola en el cuello y me quitaron un teléfono Blacberry. La segunda vez me quitaron 500 bolívares, gracias Dios cargaba plata, porque de lo contrario es posible que me hubiesen matado”.
