Gobierno paralelo

Desde la declaración de fraude, solicitud de auditarías del 100% de los votos emitidos hasta la afirmación de que Capriles ganó con el 51,9% de los votos, colocan la legalidad y legitimidad del régimen de Nicolás Maduro en entredicho. Y el CNE con el apresuramiento de la proclamación, la toma de posesión apresurada y la juramentación de algunos Ministros sin experiencia alguna, se han encargado de darle carácter a esta calificación.
Los gobiernos en el exilio, la leal oposición de su majestad, los gabinetes de la sombra tienen su historia en el mundo. En el exilio se han constituido gobiernos paralelos en diversas épocas en Guinea Ecuatorial, Francia, Luxemburgo, Yugoslavia, Noruega, Checoslovaquia, Filipinas, India, Bélgica, Grecia, Kuwait, España, Irán, Laos, Birmania, Bielorrusia. La leal oposición de su Majestad, es una modalidad británica que experimenta siempre el Reino Unido de la Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda que con pocas variantes es el mismo gabinete de la sombra que tuvo Venezuela en 1979 cuando el ex-presidente Luís Herrera Campins, al entregar el poder designó a sus antiguos ministros para que virtualmente le hicieran un seguimiento a la nueva administración.
El caso del Rey Cristian X de Dinamarca durante la ocupación alemana de ese país en tiempos de la segunda guerra mundial parece ser el mejor ejemplo a seguir en la actual crisis venezolana. El monarca danés se convirtió en el símbolo nacional en un país ocupado, los ministros nombrados por él funcionaban paralelamente a los colaboracionistas y permaneció en la capital Copenhague sin ir al exilio.
Henrique Capriles se ha convertido en un líder del porvenir venezolano. Debe guindar en el sombrero la gorra tricolor y las camisas que puso de moda, para vestir el flux de Presidente de Venezuela alterno. Nombrar los Ministros y colaboradores en las distintas ramas de la administración pública que irán tomando cuenta de la problemática del país, lo que resultará un formidable entrenamiento para la hora en que más temprano que tarde llegue el poder. Incluso deberían formarse equipos con embajadores que sirvieron en determinados países para ir armando lo que sería el relacionamiento bilateral con todos y cada uno de los Estados con los cuales mantiene relaciones Venezuela y en los organismos internacionales.
Venezuela acusa una crisis política, económica y moral muy profunda. Hay que recuperar el país. El viaje reciente de Maduro a Cuba no hace sino confirmar la tesis que Venezuela es un Estado vasallo, cuya dirección no radica en Caracas sino en La Habana.
La oposición venezolana cuenta con una planta de expertos y técnicos de primer orden en todos los renglones de la vida nacional que al ser comparados con los Ministros improvisados del Gobierno, el pueblo distinguirá entre la pericia y la llamada lealtad al comandante que es la credencial cantada por Maduro cada vez que presenta a sus colaboradores.
El régimen ha comenzado a dar señales de que no entiende el momento que vive Venezuela. El aumento de salarios por cuenta gotas, las constantes ofensas de todo género a la oposición, la designación de un inexperto para recomponer las relaciones con los Estados Unidos, la prisión denigrante de adversarios al gobierno, las declaraciones no solicitadas de las titulares de los poderes públicos sobre temas controversiales, la burla a los empresarios zulianos, la amenaza de Jaua al gobierno norteamericano de un ataque energético, las ordenes de despedidos a funcionarios no genuflexos, los 6675 asesinatos que se han producido en el país en los últimos cuatro meses y la paralización de la economía son muestras del mal camino por el cual transita una administración que la mitad de la población no reconoce.
La guinda del helado de estos desatinos, sería, como lo ha señalado formidablemente Américo Martín, que pusieran preso a Henrique Capriles: lo convertirían en un Ghandi, un Mándela cuando de hecho ya es un Jóvito Villalba en 1952.