Un importante evento de talla nacional e internacional inició el lunes en el Vicerrectorado Barquisimeto de la Universidad Nacional Experimental Politécnica Antonio José de Sucre (Unexpo): Nano-taller coloides 2013, organizado con el apoyo del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).
Jhoan Toro Mendoza, investigador asociado al IVIC y coordinador de la actividad, expresó que debido a su constante trabajo en área de los coloides, junto a un grupo de expertos, se interesó en la organización de la actividad que persigue llevar a las universidades del país la investigación en nanociencia y nanotecnología.
“Este año lo dedicamos de manera específica al área de los coloides y por ende solicitamos a la Unexpo que nos recibiera en su departamento de Ingeniería Química, que es el área más vinculada a la rama del conocimiento que trabajamos.
Pese a la situación de la universidad, los estudiantes y profesores han respondido de manera favorable a la iniciativa”.
El objetivo es crear y establecer nexos de investigación, gracias también a la participación de investigadores de la Universidad de Los Andes, La Universidad del Zulia y el IVIC, además de la primera visita consolidada del doctor Enrique López Cabarcos, reconocido investigador en el área proveniente de la Universidad Complutense de Madrid-España.
Según Toro Mendoza, los coloides nos rodean y están en muchos aspectos de nuestra vida diaria, en los alimentos y en el petróleo, por ejemplo.
“Un coloide es un sistema formado por partículas microscópicas suspendidas en un fluido… la mayonesa es un coloide y también el humo del cigarrillo. El interés en esta área es alto, debido a su infinidad de aplicaciones en muchas áreas”.
En Venezuela, un país petrolero, es fundamental el conocimiento, apoyo, divulgación, desarrollo e inversión en el área que amerita un gran esfuerzo de investigación y de profesionales interesados. Abarca la física, química, medicina y la biología molecular, entre otras.
Uso antiguo
López Cabarcos reiteró que los coloides nos rodean y apuntó que su uso en la humanidad lleva muchos años.
“Se ha descubierto, por ejemplo, que los vidrios de las catedrales góticas medievales tenían un color específico gracias a las partículas coloidales de tamaño nanométrico, de distintos metales… lo que ha cambiado es que a finales del siglo XX y principios del XXI, aprendemos, desde el punto de vista teórico, a experimentar y controlar el tamaño de las partículas y cómo influye ese tamaño en sus propiedades, con la meta de desarrollar aplicaciones fundamentales en tres campos: la alimentación y cosmética; la catálisis (reacciones químicas rápidas) y la medicina (encapsulación de medicamentos)”.
El experto trabaja en la facultad de farmacia de la universidad española, donde el interés se centra en el desarrollo de aplicaciones biomédicas.
“Discutimos la posibilidad de llevar drogas peligrosas a la zona específica donde se ubica un cáncer, para lo cual se dota a la partícula de propiedades magnéticas que mediante un campo puedan guiarse a determinada zona donde liberarán el medicamento”.