Los Azulejos, la versión 2012 de los Marlins

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Los Azulejos de Toronto estuvieron de visita hace poco en el Yankee Stadium. Tomaron ventaja en los cuatro juegos. Sucumbieron en todos.

Y jugando pésimo. ¿Cuán mal? Este fue el balance espantoso de uno de esos partidos. Diez bases por bolas concedidas, con un pásbol y un lanzamiento descontrolado. También sume 13 ponches. Para colmo, dos corredores sorprendidos en intento de robo. Se fueron de 24-4 con corredores en posición de anotar a lo largo de la serie.

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Al iniciar la temporada, hace un mes, los Azulejos eran los favoritos para ganar la División Este de la Liga Americana tras disparar en 40 millones de dólares la inversión de su nómina tras una serie de canjes y fichajes de agentes libres.

Sus fanáticos presumían que el club de Canadá acabaría con la eterna supremacía de los Yanquis y Medias Rojas en el Este.

Ahora son descritos como la edición 2013 de los Marlins de 2012: mucho ruido, pocas nueces.

No son los únicos favoritos que han andado a los tumbos. Ambos equipos de Los Angeles —Dodgers y Angelinos— tampoco levantan vuelo. Tres de los 10 equipos con las nóminas más caras, los tres que hicieron las adquisiciones más resonantes del invierno, no logran enderezar el rumbo.

Otros pronósticos sí se han cumplido cabalmente. Que los Astros de Houston y los Marlins de Miami iban a dar pena ajena. Eso era fijo y la verdad no tiene gracia alguna reiterar explicaciones al respecto. Tampoco sorprende que el estadio de los Marlins se parezca a un desierto o que su propietario tenga que salir a desmentir versiones de que supuestamente le ordenó a su mánager cambiar la asignación previa de los lanzadores abridores pocas horas antes en una doble cartelera.

Pero donde el desastre ha sido épico es en Toronto, con un primer mes de campaña para el olvido. Los Azulejos han caído ocho juegos por debajo de .500 en abril por primera vez desde 2004.

Algún defensor saldrá a decir que son segundos en la Americana con sus 33 jonrones, pero alguien más avispado le recordará que 22 de los mismos han sido con las bases vacías. Llevan 210 ponches en 26 juegos.

«No hemos estado a la par de las expectativas, pero eso va a cambiar», dijo José Bautista.

El jardinero dominicano —el toletero estandarte de la ofensiva— es tal vez el mejor ejemplo de las deficiencias de Toronto en este inicio de campaña.

Podrá estar tercero en la liga con sus siete jonrones, pero los mismos han redituado en apenas 11 carreras y un promedio al bate de .192.

«Las cosas van a mejorar. Sigo creyendo que somos un buen equipo a la ofensiva», dijo Alex Anthopoulos, el gerente que orquestó los canjes que trajeron a José Reyes, Mark Buehrle, Josh Johnson y R.A. Dickey. «Vamos a prendernos en una racha y todos volverán a entusiasmarse».

El bateo no es lo único que ha fallado. La efectividad de sus lanzadores es la antepenúltima en las mayores, permitiendo la segunda mayor cantidad de carreras entre los 30 clubes, sólo detrás de los Astros de Houston. Ahora se cuestiona sobre la sabiduría de haber traído a tres abridores —Dickey, Johnson y Buehrle— de la Nacional a la Americana.

La lesión del campocorto Reyes, descartado hasta julio por un esguince de tobillo, les quitó la chispa al tope del orden al bate. Dickey arrastra molestias en el cuello y espalda, mientras que Johnson no pudo cumplir una apertura el fin de semana por una dolencia en el tríceps derecho.

Los Azulejos insisten que apenas ha transcurrido un mes, de que queda tiempo, que la suerte cambiará.

«No hay necesidad de oprimir, como dicen los estadounidenses, el botón de pánico», sostuvo Bautista.

Eso tal vez sea cierto, pero llega un momento en que no se puede apilar tantas derrotas.

De esto pueden atestiguar los Angelinos, que por segundo año consecutivo cierran abril por debajo de .500. Los Dodgers a duras penas rozan ese porcentaje.

Pobres Angelinos, que iniciaron la semana sufriendo una derrota 10-8 ante los Atléticos de Oakland tras 19 entradas. Un juego en el que su relevo dilapidó una ventaja de cinco carreras en los dos últimos episodios, y en el que Josh Hamilton se fue de 8-0 con tres ponches. Para rematar, el jardinero Peter Bourjos se lesionó y ahora acompaña al as Jered Weaver y al cerrador Ryan Madson en la lista de incapacitados.

En tanto, los Dodgers prenden velas para que no se les lesione otro lanzador abridor. Han recurrido a nueve en apenas un mes, el mismo total empleado durante toda la pasada temporada.

Parece increíble, pero el manager Don Mattingly tenía lo que se cataloga como un «buen problema», disponer de un exceso de abridores, ocho brazos para cinco turnos. Pero Zack Greinke se fajó a pelear con Carlos Quentín, Chris Capuano se lastimó al salir corriendo cuando se produjo esa gresca (esto es verídico) y Chad Billingsley pasó por el quirófano por una operación del codo. Ted Lilly recién reapareció tras una cirugía del hombro y ya se teme que se pierda su próxima apertura por molestias en la espalda.

Es un cliché que aburre, pero válido: los campeonatos no se ganan en los meses de invierno.

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