La carretera Barquisimeto-Carora, constituye un riesgo para los usuarios durante la temporada de invierno debido a que, aparentemente por falta de mantenimiento, los derrumbes son hecho común, en especial en determinados sectores.
Es obligación del ente al cual corresponde, en este caso al Ministerio de Tránsito Terrestre, estar pendiente de las cunetas y alcantarillas para que el agua, arena, barro y piedras que bajan de la montaña inmediata puedan circular sin ninguna obstrucción hasta donde no constituyan un perjuicio para los ocupantes de los vehículos.
Lamentablemente en ese organismo no se han preocupado por sectores como el de Turturia, donde tan pronto cae un aguacero de regular intensidad la capa de rodamiento es cubierta por el lodo que baja de la parte alta de la montaña.
Este fin de semana no fue la excepción, y, pese a que la precipitación fluvial no fue muy intensa, muchos conductores pasaron sustos al ser sorprendidos por la gran cantidad de barro y piedras que cubría un considerable tramo de la carretera.
Algunos, en especial vehículos livianos, quedaron atascados en el lodazal mientras los conductores de otros, como medida de precaución, optaron por esperar que dejara de llover para cruzar el sector con mucho cuidado.
Afortunadamente el mismo domingo, cuando terminó de llover quedando la vía parcialmente obstaculizada al tránsito automotor, llevaron unas máquinas y la despejaron.
Pero al decir de conductores que a diario o con mucha frecuencia utilizan ese tramo vial, siempre hacen lo mismo.
“Vienen, retiran la tierra y las piedras y ya está, no buscan solución definitiva al problema”, dijo uno de ellos.
Este lunes el lugar estaba despejado, pero a simple vista se podía determinar que al caer otro aguacero se repetiría la irregular situación pues los operarios dejaron los promontorios de tierra al lado de la vía, lo que indica que se trata de una trampa muy peligrosa para los viajeros.
Como se ha comprobado varias veces, los torrentes que bajan de la montaña convierten la capa asfáltica en río capaz de arrastrar cualquier vehículo.
Esto ocurre por la carencia de suficientes alcantarillas para que el agua y el barro circulen por debajo de la carretera, además las pocas que existen están obstruidas parcial o totalmente y por lo tanto no cumplen las funciones para las que fueron construidas.
A eso se debe agregar el que, sobre todo en el lado sur de la vía, no existen cunetas por donde baje el agua sin necesidad de llegar a la capa de rodamiento de los automotores.
En el mismo sector de Turturia, por efecto de los mismos torrentes, se han formado inmensas quebradas, socavando hasta el hombrillo de la importante arteria vial y amenazando con cortarla en dos o al menos destruyendo un canal de circulación.
La temporada de invierno está comenzando en Venezuela y si no se toman medidas para controlar los derrumbes que ocurren en Turturia serán muchos los sustos o al menos contratiempos que padecerán los viajeros en ese lugar.
Pero esta situación no sólo se presenta en Turturia, como se podía observar este lunes, pues las maquinarias que enviaron a la vía se concretaron a ese lugar dejando los otros como quedaron luego de la lluvia dominical.
Se espera que en el curso de la semana desde el Ministerio de Tránsito Terrestre en Lara se implementen operativos para despejar los sitios donde hubo deslizamientos de tierra y piedras y se lleven a cabo trabajos para impedir ocurran otros.
Es lo que desean los conductores, en especial quienes cubren la ruta Barquisimeto-Carora y viceversa, que son quienes más tiempo pierden cuando ocurren esos derrumbes que en invierno son frecuentes. A esto se agrega el que la carretera vieja, por las recordadas curvas de San Pablo, se encuentra intransitable y no le hacen nada para recuperarla parcialmente.