Las causas de los enfermos mentales y de los sociópatas es multifactorial; donde mucho de ellos son producto de aberraciones mutacionales genéticas y en otros son inducidos por el abandono educacional y afectivo durante su niñez o juventud, donde un Estado con una Revolución negligente juega un gran papel induciendo al odio social, como sucede en nuestro país. Por lo que la conducta terapéutica a seguir también es muy diferente para ambas etiologías; donde los primeros son llevados a un Psiquiátrico y los segundos son llevados a Prisiones, para proteger a la sociedad de su conducta criminal irracional inducida, sin contar con su uso para acallar injustamente a los políticos o a los que se opongan al sistema dictatorial.
El verdadero sentido de estas instituciones es la de seleccionar a aquellos que pueden ser reeducados para reincorporarlos a la vida social bajo determinadas y estrictas condiciones que eviten volver a caer en la criminalidad; obviamente que los incorregibles se han de convertir en internos eternos, pero respetando sus derechos humanos, mas no el mantenerlos a ambos rodeados de alambres de púas, de cercas eléctricas y en ambientes totalmente insalubres. Es por ello que los grafitis de los orates o locos se escriben con estiércol y el de los criminales con sangre.
En este último aspecto debo recordar el que en estos últimos años hemos tenido unos 17.000 asesinatos por balas de plomo(Pb); recordando el que el consumo de agua o alimentos contaminados con Pb, nos produce una grave cuadro de intoxicación llamado Saturnismo; si transmutamos este concepto médico a las muertes por balas de Pb, podemos decir el que estamos padeciendo en Venezuela de un Saturnismo agudo aéreo, condicionante de la mortalidad de esos 17.000 asesinatos; si a esto le anexamos a la demente medida de la liberación irracional, sin evaluación psiquiátrica ni sociológica de esos sociópatas, para poder así reducir la sobrecarga de las cárceles venezolanas, obviamente que tendremos una Pandemia de Saturnismo Aéreo y desafortunadamente eso nos está pasando. Por lo que recomiendo a la nueva ministro el leer la obra del filósofo y criminalista francés Michel Foucault, titulada: “Sourveiller et Punir” (Vigilar y Castigar) y recordarle los Cuatro Derechos Fundamentales del Hombre y del Ciudadano efectuada el año 1789: Libertad, Propiedad, Seguridad y Resistencia contra la opresión. Donde el primero por su misma naturaleza queda suspendido durante el cumplimiento de la condena, pero los otros están garantizados por LEY.
En teoría, el encarcelamiento de una persona debe impedir, únicamente, la libertad para moverse a su antojo, pero en la práctica, la prisión atenta contra numerosos derechos fundamentales: libertad de expresión, vida familiar, derechos cívicos, intimidad y dignidad; por estas violaciones es por lo que paulatinamente los detenidos van adquiriendo el derecho a la protesta, contra las injustas decisiones de nuestra administración penitenciaria, que desafortunadamente culmina en Genocidios. ¡Voilá¡