Venezuela puede superar el subdesarrollo. El primer paso es que cada quien acepte que la conducta actual no es la mejor y que luego trate de mejorarla.
Esa es la estrategia que plantea la escritora Carolina Jaimes Branger, autora del libro El Anclaje del Subdesarrollo, quien anoche realizó un conversatorio sobre cómo lograr que Venezuela sea un mejor país, en la Sala Alternativa Juan Carmona de EL IMPULSO, con el coauspicio de la Fundación Sociedad Amigos de Barquisimeto, (Fundasab) y el Rotary Barquisimeto.
Para la columnista de catorce diarios a nivel nacional, el mayor problema es que tanto en Venezuela como en cada uno de los países subdesarrollados, la educación y el subdesarrollo van en líneas paralelas. “Debemos tratar que esas líneas se unan y que reflexionemos para cambiar el presente, pero ese cambio debe darse primero a nivel personal, que la gente deje de actuar como salvajes”.
La investigadora aclara que no tiene que ver con el nivel académico o económico, todas las personas actuan de la misma manera. “He descubierto en medio de mis análisis que las personas que se movilizan en los vehículos más lujosos o que visten las prendas más costosas son las que se comportan de la manera menos civilizada”.
Jaimes Branger propone romper los paradigmas a través de los cuales se rige actualmente la gente. “Hay una frase: Aquí somos así, pero debemos hacer un alto y reflexionar sobre si la manera como estamos actuando es la correcta y de no ser así comenzar a cambiar”
Dice que cada persona debe trazarse un plan de vida con metas concretas. “Debe hacerse un balance de los propósitos importantes y urgentes, y comenzar a trabajar en base a esos objetivos, no se puede seguir con la guachafita, hay que trabajar”.
La escritora denomina como anclas a algunos de los vicios que ella observa en todos los venezolanos, uno de esos es el determinismo y explica que la gente piensa que nació para una función específica y para más nada. “No es así y recuerda como ejemplo que Australia fue, por muchos años, una cárcel británica, pero en la actualidad es un país desarrollado aun cuando los primeros habitantes de esa nación fueron reos. “Eso quiere decir que no es hereditario, que se pueden romper los paradigmas, no podemos ser deterministas”.
Señaló que algunas personas viven sumergidas en “el inspiracionismo”, es decir, esperando un golpe de suerte, como ganarse el premio mayor en la lotería para mejorar.
Sostiene que el genio no nace, se hace, pero se debe trabajar y para lograr un objetivo y no esperar que algún hecho cambie la vida. “Es el trabajo el que va dando frutos, Mozart llegó a su plenitud como músico a los 21 años, luego de haberse iniciado en la infancia, fue considerado un genio, pero luego de mucho trabajo”.
Mencionó la autosuficiencia, es decir aquella persona que cree que se las sabe todas y el nadasuficiente, o sea anular a la persona que pueda ser bueno en un determinado talento para que no se destaque. “Las personas creen que los saben todo y que tienen la razón en todo, pero hay otros peores que cuando ven que alguien es bueno tratan de hundirlo porque lo consideran una amenaza”.
Otra de las actitudes que según Jaimes Branger están anclando al país en el subdesarrollo es el pendejismo, personas que creen que los demás son tontos. “Eso lo vemos en aquellos que llegan a un banco, por ejemplo, a preguntar alguna cosa al cajero y terminan coleándose porque creen que ellos son más vivos, pero no es así, el país va a progresar en la medida que haya mayor igualdad entre los ciudadanos”.
La analista también ha observado que muchos tratan de no darle importancia a las cosas que en realidad son importantes y a eso lo define como “noespantismo”. A mí me roban el carro y no puedo decir que no es para tanto, eso afecta mi economía, no puedo restarle impontancia, no entiendo qué es lo que gana la gente con esta actitud.
Otro problema que observa, es que en general el venezolano no se queja ante los abusos o los malos servicios y cae en un conformismo.
La ineficiencia también afecta al país según la docente universitaria. “Tenemos muchas ineficiencias, eso hace que cuando haya una cosa, falte otra, que cuando algo funciona, otra se paraliza y eso hace que las cosas nunca terminen de arreglarse”.
El vicio del operativismo que puediera ir asociado al anterior, es que para que funcione algún servicio debe hacerse un operativo. “Eso lo veíamos en las expedición de la cédula, cuando las personas iban a los entes a sacarla no había papel, faltaba el sello o las fotos, pero cuando se hacía un operativo se sacaba rápido. Debemos convertir el país en un operativo completo para que funcione eficientemente”.
El pobrecito, el que se compadece de las exigencias que se le hacen a una determinada persona en su desempeño, es el vicio que más daño hace el país, dice la experta.
“No podemos seguir compadeciéndonos ante las exigencias o el trabajo porque eso se traduce en éxitos. El mejor ejemplo es el Sistema de Orquetas Simón Bolívar, en el que los músicos se esfuerzan para ser parte del mejor sistema del mundo y los frutos se dan, ese es el paradigma que debe seguirse para tener un mejor país”.
Pesimismo reflejado en refranes
Carolina Jaimes Branger dice que los refranes populares de cada país definen la actitud de su gente y por ende reflejan la situación que vive esa nación, en ese sentido lamenta que en Venezuela la mayoría de los refranes rayan en una actitud de pesimismo. “Es lamentable que en Venezuela casi todos los refranes den una reflexión negativa, cuando en la mayoría de los países dejan mensajes positivos.”
“Aquí los refranes son el que nace barrigón, ni que lo fajen chiquito, o loro viejo no aprende a hablar. Eso no es así, nadie nace aprendido, todo vamos mejorando nuestras aptitudes a medida que las vamos trabajando”.
“Lo más lamentable es que cuando hay un refrán positivo como al que madruga Dios lo ayuda, le sacan la parte negativa como el que dice no por mucho madrugar amanece más temprano”.
