La contaminación preocupa a los vecinos del Club Hípico Las Trinitarias y La Rosaleda a causa de la quebrada Guardagallos que en los últimos meses se observa repleta de malezas. Y justamente entre los matorrales, algunas personas arrojan bolsas con desperdicios, incluso, animales muertos.
Las consecuencias afectan a todos por igual, entre las más evidentes la fetidez que casi roba por completo el aire libre en estas urbanizaciones del este de la ciudad. Empiezan a sufrir de náuseas, frecuentes dolores de cabeza y lesiones en la piel.
Carmen Ferrer, vecina, declaró que han enviado solicitudes a la Empresa Municipal de Infraestructura y Conservación del Ambiente (Emica) así como al Instituto Municipal del Aseo Urbano (Imaubar) pero no dan resultados.
“Hay muchas alimañas entre la maleza que nos está afectando a casi todas las residencias del ámbito. Mosquitos, zancudos y hasta roedores, vienen a parar a las casas y edificios. Hace falta limpiar, al menos, los bordes de la quebrada para impedir que siga la insalubridad”, sostuvo.
También los conductores de la Ruta 5 con una parada fija frente a la urbanización La Rosaleda, presentan molestias con los animales que salen de la quebrada. Varias serpientes han sorprendido a los profesionales del volante quienes, con palos y fuego, logran matar a las víboras para defender sus vidas del peligro mortal del veneno.
Sonidos estruendosos
Asimismo, presentan quejas por las reuniones nocturnas que realizan universitarios de una casa de estudios del sector privado, ubicada en la avenida Hermann Garmendia. Al parecer, después de clases, en el horario nocturno, encienden los sonidos de los vehículos a un volumen muy elevado y perturban el sueño de los vecinos.
Existe una ordenanza municipal que prohíbe, precisamente, los escándalos en sitios públicos, una normativa vigente a la cual apelan los residentes de esa zona a fin de domir tranquilos en las noches.
Pleitos entre los estudiantes, serían otras de las situaciones desagradables que deben presenciar los conurbanos.
Aunado a las largas colas de vehículos que se generan en las noches a causa de los numerosos puestos de comidas ubicados en el canal de servicio. Mientras que el resto de los canales es abordado por conductores del transporte público que se desesperan en recoger pasajeros.
Defectuosa sincronización
Los semáforos de la avenida Hermann Garmendia presentan frecuentes irregularidades que atrasan el tránsito automotor en las horas “pico”. Ocurre, al menos, tres veces a la semana, un lapso suficiente para sembrar el caos en los alrededores. La exhortación está dirigida a la Autoridad Metropolitana de Transporte y Tránsito (AMTT) a fin de que lleven a cabo las reparaciones pertinentes y eviten molestias entre los conductores.
Si el semáforo falla los fines de semana, por ejemplo, se forman largas colas por la gran cantidad de familias que circulan en los alrededores de la feria de víveres y verduras del grupo Cecosesola (en la intersección de la avenida Bicentenaria).