La Flor de Venezuela se convirtió ayer por la tarde en epicentro de la palabra. Allí se agitaron recuerdos, se avivaron historias y hasta se llegó a sentir nostalgia por otras épocas.
Protagonizaron esta celebración de la palabra en voz alta con motivo del Día del Libro, el Idioma y los Derechos de Autor, diferentes colectivos literarios de la ciudad, así como clubes de lectura, estudiantes de la UPEL-IPB, noveles y consagrados intelectuales, auspiciados por el grupo La Quincena Leones, programa de extensión universitaria del Decanato de Ciencias de la Salud de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado.
Tras las palabras de bienvenida de Alfredo Leal, representante de la Flor de Venezuela, la profesora Milagros de Rosell se refirió a la literatura como a la acción que da para todo.
“La literatura es buena para encontrarnos, para recordarnos la injusticia social, para la reconciliación, para enaltecer el amor y la naturaleza”.
De Rosell adelantó que uno de los objetivos es afianzar la lectura pública en la Flor de Venezuela, a fin de cultivar otros espacios para la lectura y tener otros pretextos para reunirse con la valiosa relación que los intelectuales tiene con las letras.
“Esperemos que en este espacio se inaugure pronto el club de lectura La Flor de Venezuela”.
La docente recordó que la celebración del Día del Libro, el Idioma y los Derechos de autor obedece a una decisión de la Unesco, promulgada en 1995.
“Sin embargo, desde hace muchos años atrás, en varias ciudades de España se celebra el Día de San Jorge cada 23 de abril, y ese día se obsequia un libro y una rosa.
Así se manifiesta el amor y la amistad hacia la literatura universal como vínculo para afianzar afectos”.
Dos Garmendias y un Arráiz
Así se tituló la tertulia que llevaron a cabo los creadores, docentes, poetas y escritores Julio César Blanco Rossitto, Alvaro Ríos, Josefina D’ Acosta Gómez del Grupo de lectura La Quincena Leones, Reinaldo Chaviel (Patio de las Letras-Maltiempo Editores) y Mariela Garmendia, quienes mediante los comentarios que realizaron sobre la vida y obra de Antonio Arráiz, Julio Garmendia y Salvador Garmendia, establecieron un diálogo con la audiencia, convocando a una amena y rica lectura compartida de fragmentos representativos de los autores mencionados.
Se escucharon las palabras que el poeta Julio César Blanco Rossitto dedicó al legado de Antonio Arráiz, a quien denominó un hombre de siete vidas.
El autor de Doblar el hierro, Premio Nacional de Literatura, comentó que Arráiíz fue un escritor venezolano polifacético, un deportista nato que escribió guiones para cine y que estando preso estuvo sometido a condiciones terribles.
“Escribió tres valiosísimas novelas. A Antonio Arráiz hay que verlo más allá de un simple escritor, sino como un hombre ejemplar que forjó ciudadanía. Se embarcó en la aventura del periodismo asumiendo todo riesgo”.
Excelente cuentista, agregó. Desarrolló a través de sus cuentos, entre estos, Tío Tigre y Tío Conejo y La Cucarachita Martínez, estudios sociológicos del ser venezolano, la lucha de clases sociales, la viveza criolla, el autoritarismo.
Blanco Rossitto también destacó la faceta pedagógica de Arráiz y el estudio que impulsó sobre El Libertador y los héroes venezolanos.
El Parque
La escritora Mariela Garmendia habló emocionada sobre la novela inédita de su tío Salvador Garmendia.
Ayer, ocasión propicia para presentarla, se conoció que recibió de parte de su primo, ese tesoro literario, en su cumpleaños.
“Esta novela fue considerada por Salvador Garmendia un novelín y fue su primer trabajo importante. Se llama El Parque y lo publicó editorial Alas que promovía Casta J. Riera en su instituto Mosquera Suárez”, dijo la docente.
Agregó que para el momento, si bien Salvador Garmendia tenía 17 años, expone una gran madurez literaria.
“Es una novela corta, profunda, extraordinariamente lograda, filosófica, ya que abarca los temas de la existencia, la soledad, la muerte, el sexo, el amor… lo cotidiano, el trabajo, todas esas cosas a las que se enfrenta el hombre, a su anonimato, a estar perdido en ciudades pequeñas y grandes, que de una u otra manera, aislan al ser humano”.
Sostuvo que es como especie de una disertación interna, una introspección en la cual el autor aborda todos esos temas como si fuera un monólogo.
“La novela en sí es un acto de humor. En medio de los dramas tan profundos que aborda”.
De interés
La Asociación de Escritores del estado Lara (Asela), divulgará esta novela gratuitamente, referencia literaria para todos los escritores, el próximo sábado en el Museo de Barquisimeto a partir de las 4:00 de la tarde. Ese día se bautizarán otras obras en el recinto.
