Venezuela era un país preponderantemente agrícola, cuyo modelo de desarrollo económico estaba respaldado en la actividad agropecuaria antes de la llegada del petróleo.
El café, el cacao, el azúcar y el tabaco eran, para la economía nacional, lo que el petróleo es en el presente. La gran mayoría de la población trabajaba en la actividad agrícola; la producción agrícola nacional proveía alimento a todo el país.
Igualmente produjo todas las divisas necesarias para pagar las importaciones que requería nación, y esto fue así hasta mil novecientos veinte.
Durante la década de los treinta, los recursos se reservaron en su mayoría para la explotación petrolera. Se inicia así el progresivo deterioro del sector agrícola, que influyó en el contexto social y económico de la población, al mismo tiempo que el país se convierte en importador de productos agrícolas.
En aquella epoca Venezuela enfrenta transformaciones sin precedentes en su historia debido a la aparición del petróleo. La presencia de la industria petrolera introduce cambios que afectan la dinámica del país, acarreando diferentes consecuencias para la sociedad, algunas consideradas malignas y otras modernizadoras.
Gradualmente las explotaciones agrícolas dejaron de funcionar por escasez de mano de obra, que se desplazó a los centros urbanos, lo que causó el deterioro de la producción, hasta el abandono de las haciendas y las fincas en algunos casos.
La aparición del oro negro incitó la migración de la fuerza de trabajo hacia los nuevos polos de desarrollo petrolero, lo cual dejó sin posibilidades las explotaciones agrícolas. En el Valle del Turbio también ocurrió este fenómeno. En aquellos años las haciendas papeloneras que demandaban gran cantidad de mano de obra, llegando a rebasar los cientos de obreros por hacienda, se vieron obligadas a parar la molienda, y forzosamente a servir su producción a los centrales azucareros.
Con la fundación de los centrales Yaritagua y Río Turbio se terminaron los trapiches, dejando a las haciendas sólo como fundos cañeros que servían su producción de caña a estos dos centrales. Esta circunstancia descrita cambió la posición de los productores del valle que pasaron de fabricantes de producto terminado como lo era el papelón, a suplidores de materia prima, subordinados a la agroindustria, como sucedió con la mayoría de los productores agrícolas del país. De esta forma las relaciones de dependencia de los productores se acentúan, haciendo que los excedentes del trabajo agrícola vayan a la agroindustria.
Durante estos últimos tiempos las ganancias de los productores del Valle del Turbio han mermado constantemente. Esta situación se debe a varios factores entre los cuales podemos destacar: los controles de precios que se han impuesto, los altos niveles de inflación, la inseguridad y principalmente por la ausencia de una planificación agrícola adecuada por parte de los gobiernos de la era democrática. Nunca se ha protegido realmente al sector agrícola sino que por el contrario se estimuló el abandono de este sector productivo con una política agrícola desarticulada que destruyó por completo las ganancias de los pequeños y medianos productores de la zona.