#Opinión: El destino de quien muere Por: William Amaro Gutiérrez

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Reflexión

Creo la muerte y la política son dos temas que nunca pasarán de moda en la vida del hombre mientras vivamos en este mundo de pecado. Por cuanto, de una u otra manera influyen negativamente en el equilibrio espiritual del cristiano. De allí la obligación que tenemos de estarlos considerando cada vez que sea necesario en esta columna.

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Por ello, el tema esta semana va dirigido a todo cristiano. Especialmente, con mucho respeto y consideración a todas las personas que amaron al presidente Chávez. Y por supuesto, a su familia. También, para aquellos cuyo amor y admiración les lleva a concluir que sigue vivo. Que erróneamente le prenden velas y se arrodillan ante su imagen. Como lo hacen millones de cristianos con otros personajes, por cuanto basan sus creencias en tradiciones, mas no en lo que dice Dios en su palabra.

Pero también va dirigida a quienes le adversaron. A aquellos que invocando un derecho otorgado por ellos mismos, se complacen con su desaparición física. Por cuanto el Evangelio de Salvación es para todos los hombres y mujeres. Por cuanto Dios no hace acepción de personas. Dice el apóstol. “Entonces Pedro, tomó la palabra, y dijo: «En verdad veo que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que es fiel y obra rectamente, de cualquier nación que sea” Hech.10:34,35. Ejemplo que debieran seguir los cristianos de ambas tendencias políticas usuarios del Facebook. Los cuales prefieren aferrarse a sus posturas públicamente, que mostrar el gran amor de nuestro Señor a su prójimo.

Igualmente, este mensaje de fortaleza y Verdad, va dirigido a todo lector que ha perdido un ser querido. Que está convencido que su deudo fue una persona buena, servicial, de buenos sentimientos y buen corazón. Para que busquen en la sabiduría divina, en el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, en la Biblia, no en religiones o líderes espirituales, el consuelo y la fortaleza que colme su existir. Y no coloquen en la persona de Dios conclusiones y sentimientos humanos, por cuanto Dios no es el autor de la enfermedad, de la muerte, Dios es el dador de vida, pero cuando permite se produzca un deceso que causa mucho dolor. Una razón de amor eternal tendrá que hay que entender y aceptar. Son pruebas que Dios permite pasen, para evaluar hasta donde el cristiano ha cultivado el amor y la fe en su Dios.

Lo que debe hacer el cristiano, en vez de abandonar la palabra sagrada y caer en especulaciones y tradiciones, rezándole y pidiéndole al difunto. En vez de cultivar amargura, rabia y resentimiento de corazón por Dios. Es aferrarse de lo que El dice. Esconderse bajo el manto de sus verdades y bañarse diariamente con la lluvia de sus promesas que están muy claras en LA BIBLIA. Si Ud. está seguro del noble carácter de su amado que bajó al sepulcro. Si está absolutamente convencido que su obra la hizo con buen corazón, si su conclusión es que en vida fue realmente buena persona, entonces confíe plenamente en la palabra de Dios y alcance la paz que sobrepasa todo entendimiento. Crea lo que dice Dios acerca de los que mueren. “No confiéis en príncipes, ni en hombres, porque no pueden salvar. Sale su aliento, vuelven a la tierra. En ese mismo día perecen sus pensamientos.” Sal.146:3,4. !Solo Cristo salva!

Quédese tranquilito y regocíjese en la verdad de Dios. !Hágala suya! “Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen. (Apoc. 14: 13). No se desgate en el dolor hasta anhelar venganza. Tome para sí la poderosa verdad y el consuelo que nuestro maravilloso Dios pone en su mano. Aplíquelo o endóselo a su amado, que para Ud. era indispensable y pereció prematuramente. Deje que su mente se extasíe en los textos que nuestro bondadoso Dios dejó para todos. Medite en ellos, por cuanto los dejó escrito para el dulce consuelo de todos los abatidos por el dolor. “Perece el justo, y no hay quien se preocupe; mueren los piadosos, y no hay quien entienda que el justo es quitado para librarlo del mal. Los que andan rectamente entran en la paz, descansan en su lecho” Isa.57:1,2. El llamado de Dios para quienes quedamos vivos es, dejar los odios y las contiendas, predicar con urgencia este mensaje de amor y esperanza a todos los hombres. Como lo hacemos hoy.

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