La presa de Guaremal, al norte de Yaritagua, fue construida entre 1970 y 1973 con el fin de prevenir inundaciones en esa ciudad y garantizarle el abastecimiento de agua, pero la inversión millonaria que la obra representó se perdió por completo, aparentemente por desidia de quienes desde esa época han estado al frente del Ministerio del Ambiente.
La capital del municipio Peña continúa padeciendo por la falta de un elemento tan indispensable para toda comunidad como es ese.
“Aquí seguimos muriéndonos de sed mientras el agua que viene de la parte alta, de Guaremal, se pierde a razón de más de 500 litros por segundo”, declaró Pedro Fernández, ex concejal y dirigente social.
El ex edil considera que Aguas de Yaracuy puede utilizar la poca que cae de lo que hace algunos años fue la represa para enviarla a la cercana planta de tratamiento y de esa forma beneficiar a la población. Insistió en que sólo se necesitarían unos cuantos tubos para esa toma pues desde el pozo que se forma al lado del aliviadero de la presa a la planta no es mucha la distancia.
“Lamentablemente ni en Aguas de Yaracuy ni en el Ministerio del Ambiente existen funcionarios que se preocupen por la suerte de los habitantes de Yaritagua que vivimos sufriendo por no tener agua suficiente.
Fernández llamó la atención sobre lo que en un tiempo fue una esperanza para los yaritagüeños como fue la represa que debía almacenar las aguas procedentes de la quebrada Guaremal, hoy desaparecida por completo a consecencia de la sedimentación que le cubre en un cien por ciento.
Hace algunos meses el ingeniero agrónomo Fernando Madrid, profesor titular jubilado de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, dejó ver que aún había posibilidades de recuperar la obra, pese al saque indiscriminado de granzón y arena que se lleva a cabo en la parte alta de la quebrada.
Llegar a la cresta de 28 metros de altura y cinco de ancho de lo que fue la presa, la cual ocupa un área de 40 hectáreas en las que se proyectaba almacenar 4 millones de metros cuadrados de agua, permite confirmar la existencia de la mayor desidia oficial ante una obra de tanta necesidad como esa.
De lo que por poco tiempo fue el vaso de agua no existe nada pues todo está cubierto por malezas acuáticas y apenas un hilillo de agua se desliza por la cresta hasta los aliviaderos y un pozo al que acuden personas a disfrutar del baño.
De allí en adelante la corriente, que en temporada de verano es poca, se desliza entre cañaverales hasta desaparecer en una quebrada que desde Barquisimeto llega al río y finalmente al mar.
En varias oportunidades se han presentado proyectos destinados a la recuperación de la majestuosa obra pero desde el Ministerio del Ambiente nunca le dieron importancia.
Se cree que existen poderosos intereses de grupos dedicados a la extracción de granzón y arena que imponen sus influencias para evitar que la presa de Guaremal sea una realidad.