Tras semanas de apasionados debates, los diputados franceses aprobaron el martes el casamiento entre personas del mismo sexo, que ha polarizado a la sociedad de este país.
En la segunda y última lectura del texto en la Asamblea Legislativa, 331 diputados votaron en favor del texto y 225 en contra.
En el recinto de la Asamblea, donde los socialistas, en el gobierno, gozan de una confortable mayoría, estallaron aplausos y también gritos de rechazo, al aprobarse el texto que convierte a Francia en el 14º país que legaliza el matrimonio homosexual.
El gobierno espera que la aprobación de este proyecto de ley, que se daba por descontada, disipará las crispaciones provocadas por esa medida, que fue una de las principales promesas de campaña del presidente François Hollande.
«Pienso ya en la alegría, en la felicidad de todas esas parejas de homosexuales, en los niños que están educando, porque van a obtener por fin una protección y los mismos derechos que los demás», declaró David Assouline, portavoz del Partido Socialista, poco antes del voto.
Pero la oposición de derecha, que se alineó de manera casi unánime contra este proyecto, y los detractores del matrimonio gay, que se volcaron las calles para expresar su desaprobación, han advertido que no cesarán sus protestas.
La oposición prometió presentar un recurso ante el Consejo Constitucional contra esta ley, que también autoriza la adopción por parte de parejas del mismo sexo.
Pero Hollande puede promulgar la legislación sin esperar el fallo de ese tribunal, que determina la concordancia de las leyes con la Carta Magna de Francia.