Luis Suárez enfrentaba un vendaval el lunes tras su mordiscón del domingo a un rival: fue multado por su club Liverpool, acusado de conducta violenta por la Asociación del Fútbol de Inglaterra y criticado por el gobierno.
En un partido de la Liga Premier transmitido a todo el mundo, Suárez le dio al defensor de Chelsea Branislav Ivanovic un mordiscón en un brazo que fue captado por las cámaras de televisión. El árbitro no vio la acción y el delantero uruguayo no fue castigado durante el partido, pero se expone a una severa sanción de todos modos.
«El incidente no fue visto por las autoridades del partido y por lo tanto hay que analizarlo en forma retroactiva», dijo la AF en un comunicado. «Se cree que la conducta de Suárez constituye una conducta violenta y la AF considera que el castigo habitual de tres partidos (de suspensión) que correspondería en este caso es claramente insuficiente dadas las circunstancias».
Suárez tiene hasta las seis de la tarde del martes para responder a los cargos. El miércoles sesionará la comisión disciplinaria.
Liverpool condenó rápidamente la actitud de su delantero, quien ya había protagonizado otro sonado episodio cuando le lanzó insultos racistas a un rival en el 2011.
Esta no es la primera vez que Suárez muerde a un rival. En el 2010 fue suspendido por siete partidos por morder a otro jugador cuando militaba en el Ajax. Liverpool dijo que su conducta era «inaceptable» y le impuso una multa por un monto no revelado.
Suárez pidió que el dinero de la multa sea donado a las familias afectadas por el desastre del Estadio de Hillsborough en 1989, cuando murieron 96 aficionados del Liverpool en una estampida.
En su cuenta de Twitter el jugador ofreció disculpas «por los inconvencientes que le creé a los aficionados de Liverpool y a Ivanovic».
«Es un lindo gesto, pero es algo terrible considerando las circunstancias», expresó la presidenta de la Agrupación de Apoyo a las Familias de Hillsborough Margaret Aspinall.
Suárez no será investigado por la policía en vista de que Ivanovic no hizo denuncia policial alguna.
«No pareció sufrir lesiones físicas y no quiso hacer una denuncia», declaró la policía en un comunicado.
La oficina del primer ministro David Cameron, entre tanto, opinó que este era «un asunto que las autoridades del fútbol deben considerar».
«Y sería perfectamente comprensible que tomasen en cuenta el hecho de que los jugadores de cartel son a menudo modelos» para la sociedad, dijo la oficina del primer ministro.
Liverpool dijo que no piensa transferir a Suárez, el máximo goleador de la Premier, a pesar de sus nuevos problemas.
«Esto afecta su futuro en el sentido de que tenemos que trabajar con él en torno a su disciplina. Pero Luis es un jugador muy importante para el club», declaró el director ejecutivo de Liverpool Ian Ayre. «Es un jugador muy querido por sus compañeros. Como venimos diciendo, firmó por cuatro años el año pasado y nos encantaría que cumpliese con su contrato».
Las razones por las que Liverpool no quiere desprenderse del uruguayo son claras y se pusieron en evidencia el mismo domingo, en que Suárez anotó en tiempo de descuento su 30mo gol de la temporada y le dio a su club un empate 2-2 con Chelsea.
«Es un jugador fantástico, un gran goleador, todo lo que uno quiere de un delantero», dijo Ayre.
«Ahora tenemos que encaminarlo por la senda indicada».
La Asociación de Futbolistas Profesionales le ofreció a Suárez servicios terapéuticos para ayudarlo a controlar su ira.
«Nadie cuestiona sus aptitudes como futbolista, por eso es tan frustrante y vergonzoso cuando incurre en este tipo de comportamiento», declaró el director ejecutivo del sindicato Gordon Taylor.
«Tenemos que trabajar duro en su conducta. Disponemos de terapeutas especializados en este terreno y ofreceremos sus servicios a Liverpool y al jugador para tratar de mejorar las cosas».
Adidas, que tiene contratos publicitarios con Suárez, dijo en un comunicado que «no aprueba el comportamiento de Luis Suárez y le recordará la conducta que se espera de nuestros jugadores».
Luego del mordiscón en Holanda, Suárez fue transferido a Liverpool y los problemas de conducta continuaron. En diciembre del 2011 fue suspendido por ocho partidos por hacerle comentarios racistas al defensor de Manchester United Patrick Evra.
En esa ocasión Liverpool fue muy criticado por apoyar inicialmente al delantero. Esta vez, no obstante, condenó de inmediato su actitud.
«Actuamos prestamente», dijo Ayre. «Luis ofreció una disculpa y hablamos con él anoche y nuevamente esta mañana. Se puede ver cuando hablas con él lo arrepentido que está».
Irónicamente, en medio de este temporal, Suárez podría recibir este fin de semana el premio al Jugador del Año, que es decidido por los propios jugadores. La selección se hizo antes del incidente del domingo y el uruguayo figuraba entre los más votados, según se adelantó.