División mundial en torno a crisis venezolana

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El diario EL IMPULSO sostuvo una profunda conversación con el experto en política y derecho internacionales, Víctor Mijares, con el propósito de conocer las posible repercusiones de la actual crisis de gobernabilidad de Venezuela, en sus relaciones con otras naciones tanto de la región suramericana, como del resto del mundo.

A este respecto, se le plantearon las siguientes interrogantes:
– ¿Hay actualmente una gran brecha entre las posiciones de los países que mantienen relaciones con Venezuela?

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Están divididas, aunque no abiertamente, ni en una forma simétrica. Esto tiene que ver con una mayor o menor vinculación de Venezuela con algunas naciones. Por ejemplo, cuando se habla de la Alianza Bolivariana para los Pueblo Nuestra América (Alba), el cual es un invento de Venezuela y Cuba, todos sus países miembros están irrestrictamente del lado del presidente electo de la República, Nicolás Maduro, y consideran a cualquier tipo de reclamo, irresponsable, y a una impugnación de votos, improcedente. Por otra parte, cuando se observa la posición de Estados Unidos, que es un país al otro lado del espectro político con respecto a Venezuela, se ve un proceso de cuestionamiento, no tanto de las elecciones, sino de las reacciones del gobierno venezolano ante una posible impugnación.

Mientras tanto, en el medio, se aprecian ambigüedades en la posición de otros gobiernos extranjeros. Así, la cancillería peruana emitió un comunicado de felicitación, que si bien el propio gobierno peruano no ha desestimado, sí ha aclarado que no significa un respaldo ni a Maduro, ni a Capriles. Esto implica que desde Perú y otras naciones, se busca evaluar con mucho cuidado los reclamos y las protestas de la oposición y sus raíces.

Esto ha llegado a tal punto, que se llevó a cabo la Cumbre Extraordinaria de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), bajo el título “Crisis política en Venezuela”. Esto quiere decir que sus estados miembros, califican nuestra situación como una crisis política, lo cual le hace un muy flaco favor a Maduro, en un momento en que el chavismo necesita desesperadamente generar sensación de normalidad.

– ¿Cómo se evidencia esta división geopolítica con respecto a la toma de posesión del presidente Nicolás Maduro?
Se observa también una visión dividida dentro del Mercado Común del Sur (Mercosur). Asimismo, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, no ha querido modificar su gira europea, ni para la cumbre extraordinaria por la crisis venezolana, ni por la toma de posesión de Maduro, lo que se interpreta como la carencia de un aliado importante para Venezuela. Por otro lado, aunque hay posiciones que formalmente son de felicitaciones a Maduro desde los gobiernos de Chile, Perú y Colombia, éstos también mantienen una posición crítica y han llegado a manifestar que lo más recomendable para lo gobernabilidad de Venezuela es ir a un recuento de votos.

En consecuencia, se ven posiciones bastante divididas, al menos en nuestra región. Pero cuando nos alejamos de Sur América y vemos la posición de la Unión Europea, especialmente cuando la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Catherine Ashton, también ha afirmado que el recuento de los votos es lo mejor para la gobernabilidad del país.

Por otro lado, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, al igual que el primer mandatario de China, Xi Jinping, ha reconocido a Maduro, aunque en el caso particular del gobierno chino, aún no se observa una manifestación tan abierta.

Sin embargo, Putin ha sido quizás el primer jefe de estado en llamar a Maduro.
Es necesario notar que, aparte de las posiciones divididas, hay muchos intereses, no sólo ideológicos, sino también geopolíticos y económicos que giran en torno a reconocer o no la existencia de una crisis política en Venezuela.

– Estados Unidos ha manifestado que no reconoce a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela ¿Qué implicaciones traerá consigo esta decisión sobre la economía nacional en el corto plazo?
La relación entre Estado Unidos y Venezuela está muy clara en lo referente a los intereses económicos y energéticos mutuos. Por esta razón, incluso en la más severa crisis política, es dudoso que EE.UU. vaya a castigar a Venezuela, a menos que se produzca una situación de abierto conflicto civil, pero como ese no parece ser el escenario en este momento, pues se evidencia más una crisis de gobernabilidad que aún no ha llegado a un conflicto civil, entonces no se vislumbra que los intereses entre EE.UU y Venezuela sean afectados.

En este sentido, actualmente el escenario más probable no es que la relación política arrastre a la relación económica.

Lo que sí se observa, de forma inmediata, es que en un ambiente en el cual se entendía que debía haber algún tipo de normalización y mejoramiento de las relaciones, como parte de un proceso de diálogo entre EE.UU. y Venezuela para el reestablecimiento pleno de los lazos diplomáticos, quizás en la situación actual, en la cual EE.UU insiste en que lo mejor para la gobernabilidad venezolana es el recuento de votos y tomar en cuenta la solicitud de impugnación por parte de la oposición, posiblemente esto haga retroceder un poco el avance de la normalización de relaciones entre Washington y Caracas.

– ¿Cómo suelen reaccionar los gobiernos ante este tipo de crisis políticas en uno de sus socios comerciales?

La reacción natural de los gobiernos es generalmente conservadora, es decir, es ponerse del lado del gobierno local.
En el caso de Venezuela esto se debe, en parte, a cuestionamientos de sistemas electorales en países como México, por ejemplo, cuyo gobierno, precisamente, ha mantenido silencio durante esta crisis, porque sus procesos de votación han sufrido muchas críticas.

Entonces, ante la posibilidad real de incidir en este tipo de procesos, en el que la oposición reclama que hubo irregularidades que aún no se atreven a denominar fraude, pero las cuales consideran que han influenciado el resultado electoral, generalmente se observa una tendencia a favorecer al gobierno nacional, dándole el beneficio de la duda.

Sin embargo, en este caso sorprende que comience a haber un llamado desde el exterior para que se vaya a un recuento.

Por ende, esa tendencia que era minoritaria hace una semana, ha crecido en la opinión de los dominios diplomáticos.

Cómo vislumbra las relaciones colombo-venezolanas, de cara a las negociaciones con las FARC?
“La mesa de negociación entre Colombia y las FARC se ha manejado con cierta prudencia y secretismo, por lo tanto no se conoce la correlación de fuerza, ni los preacuerdos que se hayan alcanzado.

Por supuesto, el gobierno colombiano debe mantener una posición abierta y formal a favor de la estabilidad en Venezuela, y por eso la primera reacción de Santos ha sido felicitar a Maduro. Además, Santos ha venido a la toma de posesión el pasado viernes, aunque originalmente había designado a su vicepresidente, Angelino Garzón, para tal fin, lo que podría haberse interpretado como un factor que afectaría las negociaciones entre Colombia y las FARC, siendo Venezuela un mediador.

En este momento, el verdadero objetivo de Maduro como presidente, no es tanto tratar de salvaguardar la posición de Venezuela, ya que desde el agravamiento de la salud de Hugo Chávez, se produjo una contracción importante en la proyección de poder e influencia del país en el exterior.

Por lo tanto, su objetivo diplomático ya no es exportar la revolución, ni ampliar el rango de influencia, sino que se busca preservar aquello que se puede alcanzar, como por ejemplo la posición de Venezuela como miembro del Mercosur y el apoyo de sus estados miembros, particularmente de Brasil y Argentina, en foros diplomáticos como el que tuvo lugar en Lima.

También se persigue salvaguardar a la Alba, así como su influencia en Centroamérica, algunos países suramericanos y su conexión con Cuba. Considero, sin embargo, que sería muy ambicioso por parte de Maduro, quien no está en una posición de poder favorable, tratar de seguir proyectando la influencia de Venezuela más allá de sus fronteras. Por ello pienso que estamos en una fase de contracción internacional, y la máxima aspiración de Maduro sería mantener lo que ya tiene”, dijo Mijares.

-¿Qué persigue la OEA al exhortar a Maduro al reconteo?
“Instancias como la Organización de Estados Americanos pueden tener opiniones propias de parte de un secretario general. Sin embargo, la organización en sí misma, específicamente la autoridad del secretario general, es, más que todo, administrativa y no política.

El secretario es un gran administrador del organismo, pero las decisiones políticas generalmente están asociadas a las decisiones de los gobiernos. Esto significa que si el secretario general de la OEA dice que lo mejor es el recuento de los votos para la estabilidad de Venezuela, no está hablando necesariamente a motus propio, sino que existe la posibilidad de que estemos ante la presencia de una declaración que parte de un conjunto de consultas hemisféricas, para lo cual el secretario general de la OEA debe estar en contacto permanente con jefes de Estado de todo el continente.

Por eso considero que muchos de los Estados americanos están abierta y formalmente felicitando y reconociendo al gobierno de Maduro, pero de manera informal podrían estar en contacto con organizaciones internacionales como la OEA para tratar de enviar mensajes acerca de la preocupación que sienten con respecto a la gobernabilidad en el país”, afirmó.

 

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