#Opinión: Por la puerta del sol – De error en error Autor: Amanda N. de Victoria

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“Los errores más grandes no son aquellos que se cometen a voluntad, son aquellos que no se reconocen” (Autor desconocido)
En Venezuela nos hemos visto obligados a protestar contra los abusos, incapacidades, imposiciones, corruptelas, engaños y falta de respeto de quienes mandan; nos hemos visto precisados a luchar contra ese flagelo, a defender nuestros sueños, libertades y derechos humanos. La ruda situación de años soportando abusos y represiones nos ha producido callosidades en el aguante, nos hemos fortalecido y hecho expertos en el arte de calcular la duración de la mentira, sorprender las triquiñuelas y el sin fin de razones del porqué de la decadencia de un gobierno.
En cuestión de estatutos y reglamentos nos hemos visto forzados a acudir a los libros de la Ley para tratar de comprender las actitudes de algunos magistrados que no aplican la justicia con imparcialidad. Hemos aprendido que cuando la ley está representada por magistrados independientes, de honestidad a carta cabal comprobada, justos, e imparciales, los pueblos se someten y obedecen sin reparo ni rezongo; pero cuando estos magistrados administran la ley de forma parcializada obedeciendo a directrices partidistas, los pueblos no se someten y se niegan a que los gobernantes les impongan su fuerza y abusivo poder, amparándose en leyes interpretadas a su acomodo.
Los pueblos exigen a sus gobernantes la verdad, el respeto y cumplimiento de sus promesas, cuando no se les cumple surgen infinidad de problemas y protestas. Recordando el discurso de Bolívar en Angostura (15 de Febrero de 1819) encuentro expresiones que parecen una fiel copia de lo que está sucediendo en el país en este momento. Textualmente dice en una de sus partes: “Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”.
La necedad constante de quienes mandan nos aflige, su arrogancia golpea el sentimiento, su incapacidad nos oprime y desconcierta, el sufrimiento no cesa, tampoco el abuso ni el acoso a la libertad, la venganza se incrementa, el encono arrecia, la senda está llena de barricadas y de abrojos, se afilan las garras del odio, se incinera la verdad; ante los turbios ojos de la razón desfila imparable la ambición, la justicia en vez de iluminar todo lo envuelve en oscuridad. De acíbar está lleno el momento que atraviesa la patria de Bolívar.
En medio de tantos problemas y necesidades del país, que no hacen eco en el alma de quienes llevan las riendas, hasta poetas nos hemos vuelto para que se oigan las voces y los gritos desesperados en este país –irónicamente tan lleno de riquezas, indigencias y miserias inauditas. Comparto con usted señor lector esta parte del poema que compuse alguna vez a la pobreza-
¿Qué hay para ti pobreza sino el cauce de un rio seco y la oscuridad de una noche fría?
¿Quién se condolerá de tu hambre que clama y llega hasta las riberas del cielo?
Todo lo has necesitado y: ¡nada! Te alucinan, te dan una migaja y por refugio te ofrecen ¡el infierno!
En este brutal dormir de llantos que no concilia el sueño ni dejan descansar y de abismos es modelo,
La fe extinta de tizones, es apenas la hoguera de quien dejó su alma ahogada en soledad…
Lo que hemos vivido y padecido, nos ha llevado a ser expertos en el análisis, la crítica y la reflexión en este ir y venir de años áridos, ruinosos, tristes e infecundos.
La represión, la amenaza, los abusos y el chantaje, lejos de disminuir avivan el coraje y resistencia del alma. La verdad que reclama el pueblo no es esa que disfrazan y esconden entre gritos y amenazas. La verdad que busca es esa que bulle en su alma, que se siente, se ve y necesita respuesta.
El espectáculo de los odios ha resultado nefasto, mortal. Seguir estigmatizándonos con un discurso ofensivo y chapucero, para no enfrentar las realidades ni responder a las peticiones, hará que se retemple la lucha y se mantengan tensas las cuerdas del alma nacional.
En el paisaje nacional va quedando retratada la mentira del momento de esta historia que con sangre, decepción y llanto estamos escribiendo y la de esta lucha que seguiremos librando contra la injusticia, la intolerancia y la opresión, hasta lograr el rescate total de nuestros sueños, alegrías, paz y libertades.

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