No se redime todavía el Vicepresidente Nicolás Maduro, de su casuística condición de mandatario defacto, con que ascendió al Poder Ejecutivo de Miraflores, porque en el proceso electoral que acaba de realizarse, el CNE, apenas le reconoció la exigua suma de 234.935, como la exigua diferencia que lo distancia del contendor Henrique Capriles Radonski, quien se vio favorecido en la justa electoral, con la cantidad de 7.270.403 sufragios, suma que representa un total de 49,7% de la votación ya escrutada, en un margen de 99,12%.
Tan disminuida cifra, representa insignificante proporción de los efectivos que obtuvo, quien tanto alardeó de, no aceptar menos de diez millones de votos, pues así quedaría bien saldada su voluntariosa aspiración, aunque sabía de seguro, no era capaz de llevar velas en ese asunto, como con poco linaje académico lo pregona el habla popular.
La tolda política donde milita el Vicepresidente Nicolás Maduro, disminuyó sus efectivos electorales, en relación con el proceso del 7 de octubre de 2.012, en la notable cantidad de 685.794 sufragantes, que representa, ni más ni menos, prueba de evidente rechazo a su candidatura. En cambio, el adversario Capriles, aumentó su haber electoral, en la misma base de comparación, en un número equivalente a 679.099 sufragantes, sin lugar a dudas, por lo más atractivo de sus consignas y la significación y alcance de sus ofertas presentadas al público elector.
Como en anteriores oportunidades, este proceso estuvo asistido del espíritu democrático y cívico, que hace gala de distinción en estos torneos democráticos y lo cual, es prestigioso de signo nuestra institucionalidad democrática. El sufragio, que encarna la plenitud de la soberana voluntad popular, padeció de abusos y atropellos del poder popular, en forma desmedida y criticable. Siendo notorio, que el Poder Electoral, no demostró asiduidad, para dar respuesta y mantener diligencia y receptividad en memoriales de quejas y peticiones de partidos políticos, grupos de asociaciones electorales y ciudadanos que no recibieron atenciones oportunas a sus peticiones, conforme a la Constitución y la ley.
Como la parte más significativa del abuso oficial que prevaleció en este proceso electoral, dada la pequeña diferencia entre los abanderados que obtuvieron mayor votación, el candidato Henrique Capriles Radonski, desconoció el triunfo de Nicolas Maduro, hasta tanto, no se aplique un recurso de revisar, uno por uno de los votos de los venezolanos, que participaron en este histórico proceso comicial. Con enfática actitud, Capriles, pidió respeto para el pueblo de Venezuela y en elocuente entonación replicó: “No nos van a confundir ni tratando de colocarnos en una posición distinta. La voz del pueblo es sagrada y se respeta”.
Como el candidato de la oposición, Henrique Capriles Radonski, tiene fundadas razones que lo llevan a pensar, que lo resultados electorales anunciados por el CNE, no se compatibilizan con el contenido de las actas y otros documentos fehacientes, se espera que esta evaluación, se lleve a cabo, conforme a normas legales. El proceso electoral, para que alcance el objetivo de su culminación, debe ser asunto de exactitud y transparencia, para que el ciudadano mantenga confianza inequívoca, en estos instrumentos y en la idoneidad y fé publica de quienes gozan de capacidad jurídica para desempeñar esas funciones.
El nuevo y sistemático conteo de votos, que en uso de disposiciones legales, solicita del CNE, por el precepto, que las elecciones deben ser libres y directas, en un proceso del que es parte y tiene fundado interés, cuenta además, con el fervor democrático del pueblo, que intervino en esta jornada cívica, que se desarrollo a lo largo de nuestra geografía, para dar colectivo respaldo a una elección presidencial, que gozo del pleno respaldo de los sectores democráticos.
Respetar el derecho de cada ciudadano es una atribución específica del Poder Electoral, que debe manifestarse como puntual ejercicio de soberanía, poniendo en su ejecución la inequívoca potestad de la justicia que impone la Republica. En tal circunstancia, al solicitar un derecho, e invocar una garantía constitucional, el CNE, sin ánimo de polémica, de diatriba ineficiosa y sin posición antojadiza, debe dar curso a las solicitudes que se transmiten, en cabal cumplimiento del mandato inobjetable de la ley.
EL RESPETO AL DERECHO AJENO ES LA PAZ.- Benito Juarez
#Opinión: Un ocasional triunfo pírrico Autor: Francisco Cañizales Verde
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