El flamante presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, llamó al diálogo a los «políticos de la oposición» este viernes durante su discurso de investidura, asegurando que está incluso dispuesto a «conversar» con el líder opositor, Henrique Capriles.
«Llamo a quienes sean políticos de la oposición, socialdemócratas, socialcristianos, de centroderecha, de centroizquierda (…) los llamo a conversar en los distintos escenarios que se pueda conversar. Yo estoy dispuesto a conversar hasta con el diablo», dijo Maduro en su discurso en la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral).
«Hasta con el nuevo Carmona si es necesario (…) para que él cese en su intolerancia», siguió Maduro, refiriéndose a Capriles, aunque comparándolo despectivamente -como suele hacerlo- con el empresario venezolano Pedro Carmona, que asumió por unas horas el poder en Venezuela durante el golpe de Estado contra Hugo Chávez en abril de 2002.
Capriles, que perdió ante Maduro por un margen de 1,8 puntos porcentuales las presidenciales del pasado domingo, ya había pedido diálogo el martes con el gobierno para resolver la crisis política que se desató después de que el líder opositor desconociera los resultados y anunciara movilizaciones.
El joven gobernador presentó denuncias sobre «irregularidades» en esos comicios y el Consejo Nacional Electoral (CNE) amplió la auditoría al 100% de las urnas de votación tras una solicitud del opositor.
Maduro, que ya el pasado lunes había tendido su mano a los votantes opositores, insistió en eso este viernes y se refirió por primera vez a su disposición de entablar también un diálogo con los políticos de la oposición.
«Quiero escuchar sus razones», dijo sobre quienes votaron en su contra en los comicios del domingo.
Sin embargo, este viernes el nuevo presidente venezolano dijo también que, «salga lo que salga» en la auditoría del CNE, la oposición «no va a reconocer» el resultado de los comicios y preparará nuevos «planes» contra su gobierno.
El gobierno acusa a Capriles directamente de hechos violentos ocurridos durante las protestas postelectorales, convocadas por el opositor, que dejaron ocho muertos y decenas de heridos