Salir a exigir el reconteo les costó la libertad. Ahora están detenidos y custodiados por funcionarios de la Guardia Nacional, que les obligan a cantar consignas a favor de una personas que no les simpatizan. Se trata de al menos 70 personas que fueron detenidas entre lunes y martes por protestar frente al CNE.
María Martha Sánchez, psicólogo, sostiene que una persona que vaya presa sin haber cometido delito alguno se convierte en víctima de las impotencia, frustración, rabia, temor y tristeza. “No es fácil la situación que están viviendo porque están siendo maltratadas verbal y psicológicamente cuando los ponen a gritar consignas a favor de un candidato presidencial que no es el de su preferencia”.
Sánchez comenta que la incertidumbre de no saber qué es lo que va a pasar también pesa en sus mentes. “Esta personas pasaron de la algarabía a la preocupación, una tensión que no saben hasta cuándo durará. Cuando salieron de sus casas lo hicieron para ir a una marcha por una tarde y ahora no saben si van a recobrar la libertad o si los van a reseñar o encerrar con presos comunes”.
“Lo peor que puede pasarles es que los reseñen como a unos delincuentes. Se trata en su mayoría de jóvenes universitarios que al terminar sus estudios saldrán al mercado laboral a buscar empleo y tendrán que bregar con esa mancha para toda la vida, aun cuando no hayan cometido ningún delito, no les será fácil emplearse”.
El trauma
Sánchez dice que estas personas pudieran estar padeciendo o sufrir en un futuro de insomnio, pérdida del apetito, estrés, ansiedad. “Estas experiencias duras dejan secuelas que pueden prolongarse en el tiempo, generalmente las personas logran superarlas con la asistencia de especialistas”.
Sánchez cree que lo ideal es que al salir a la calle gocen de un apoyo sólido por parte de sus familiares, amigos y asistir a especialistas que los orienten y que a través de terapias puedan ayudarlos a superar el trauma.