Horacio Zavala: Las encuestas no se equivocan

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Las encuestas no se equivocan en sus apreciaciones, porque se trata de estudios hechos científicamente pero, lo que sucede es que la mayoría de los políticos no sabe leerlas y algunas personas les dan su interpretación.

Al sostener tal criterio, el politólogo y profesor universitario Horacio Zavala manifestó que, evidentemente, quien paga a una encuestadora pretende conocer un resultado.

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-¿Se puede pedir una encuesta para favorecer a un candidato?
-Evidentemente. Si quiero conocer cómo podría ganar un candidato en Iribarren o Palavecino, donde ha ganado determinada tendencia en dos o tres ocasiones, el estudio demostrará cuáles podrían ser los indicadores en determinado momento. Claro, al final aparecerá, en letras chiquitas, el sitio donde se realizó.

-Pero, ¿así son todas?
-No. Las encuestas tienen que se hechas polietápicas, es decir, por etapas, ya que deben realizarse mediante un seguimiento, por cuanto en determinado momento las personas pueden cambiar de opinión.

Esto quiere decir que lo más conveniente es que se hagan cada semana, por cuanto puede ocurrir un catalizador, que es un elemento producido en determinado momento durante la campaña electoral.

Un acontecimiento de última hora cambia completamente la proyección electoral y esto ha sucedido en muchas partes del mundo.

Un caso muy esclarecedor fue lo que ocurrió en España cuando el cargo de presidente lo estaba ganando Aznar, que representaba a un partido conservador que todo el tiempo se ha opuesto al terrorismo, sobre Zapatero, quien era el abanderado de un partido más flexible a los acontecimientos.

Recordó que al ocurrir un atentado contra un tren en Madrid, el gobierno de Aznar (PP) culpó a ETA, pero en realidad se trataba de grupos terroristas islamistas que “pasaron factura” a España por el envío de tropas a propósito del conflicto en Irak, decisión que nunca respaldó el pueblo español.

Al descubrirse que no fueron miembros de ETA, el electorado consideró que Aznar los había engañado y perdió la confianza que tenía, ganando Zapatero, quien estaba perdiendo esa elección.

En Venezuela ocurrió un caso muy significativo: El alcalde de Caracas, Claudio Fermín, de Acción Democrática, quien tenía muy buena aceptación y aspiraba ganar las elecciones del 92, le estaba ganando por paliza a Aristsóbulo Istúriz, quien era dirigente de la Causa R y aglutinaba a toda la oposición, incluyendo Copei

Pero, el 27 de noviembre ocurrió el segundo golpe contra Carlos Andrés Pérez y gente que no iba a votar se sintió motivada por ese ambiente de rebeldía, ganando Aristóbulo. Las encuestas no podían reflejar ese cambio de opinión porque está prohibido que se den a conocer los resultados de la consultas una semana antes de las elecciones.

-¿Por qué se dice que las encuestas se equivocan?

-La gente no sabe leerlas y existe la intención de utilizarlas como propaganda.

Tres elementos poderosos

Las encuestas tienen tres elementos poderosos:

1) Efecto emocional. Si la persona está ganando, la proyecta con contundencia; pero, si está perdiendo, la desmoraliza.
2) Factor publicitario. Cuando esa persona está proyectada hacia el triunfo es personaje de primera línea para los medios de comunicación social, puesto que si se encuentra de último, ni la prensa, radio o televisión la tomará en cuenta.

Caso concreto, para citar un hecho de la política venezolana, fue el de Luis Alfaro Ucero, el hombre fuerte, llamado “el caudillo” de Acción Democrática, en 1998, quien no obstante el despliegue publicitario que se le hizo y el cambio de imagen que se pretendió cambiarle su apariencia de hombre duro, apenas alcanzaba el 4 por ciento. Ningún medio se ocupó de él. Quienes capitalizaban las simpatías eran Irene Sáez y Hugo Chávez, quienes fueron seguidos todo el tiempo y, por supuesto, al final se impuso el militar que había protanizado el golpe del 4 de febrero contra Carlos Andrés Pérez.

3) Elemento financiero. Permiten o no el financiamiento de las campañas. Quienes colaboran con grandes recursos se inclinan siempre por la persona que tiene mayor arrastre y jamás lo hacen por aquellos que no aparecen con chance.

Indecisos y abstencionistas

Una cosa es una escuesta, otra el estudio de opinión y algo más profundo que se conoce como los grupos focales.
Én las encuestas se hacen determinadas preguntas para ir conociendo, por ejemplo, las simpatías hacia un candidato.
En el estudio de opinión son muchísimas las preguntas.

Y en los grupos focales se reúne un grupo de gente, lo que se conoce como estratificada. Tiene que haber el número proporcional como está distribuido el país.

Por ejemplo, reuno a 20 personas durante una semana; pero, de ese total, 14 clase D y E, 4 clase media y 2 clase A y B. Estos ciudadanos van a buscar las causas profundas.

En AD se hizo un estudio de opinión sobre indecisos. Estos no son los que dicen que “no van a votar”, pues son abstencionistras; sino aquellos que manifiestan que votarán, pero no saben por quién.

Los indecisos oscilan, en promedio entre 5 y 8 por ciento de los electores.

Ocurrió en 1993 cuando el 25 por ciento de los consultados decía que eran indecisos.

Se determinó que el 20 por ciento eran adecos que les daba pena decir que militaban en el partido blanco porque el candidato había estado preso precisamente porque lo había denunciado el propio secretario general de esa organización política.

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