Luego de que decidió suspender la marcha que tenía prevista para protestar por los resultados electorales, Henrique Capriles ha logrado el reconocimiento en sectores venezolanos por contribuir a calmar los ánimos y bajar las tensiones.
Pero la gran encrucijada ahora es saber si en el futuro el líder opositor será capaz de contener los encendidos ánimos de sus seguidores en caso de que, como algunos lo anticipan, no se realice el recuento total de los votos de las pasadas elecciones presidenciales.
Pese a la insistencia de Capriles para que se haga el reconteo, algunos expertos creen que la petición, que debería haber sido analizada desde un aspecto técnico, ahora ha pasado al pantanoso terreno político en el que ninguna de las dos partes en conflicto ha encontrado terreno común, sobre todo cuando el oficialista Nicolás Maduro se prepara para asumir formalmente como mandatario de un país polarizado por más de una década.
Para Luis Vicente León, analista de la firma de análisis político Datanálisis, el problema planteado en Venezuela no es ni siquiera un asunto técnico, de las máquinas de votación, de la posibilidad de hacer el reconteo o de la contundencia de las pruebas que Capriles pueda mostrar, sino que es un asunto fundamentalmente político.
Si es tema político tú tienes que tratar de rescatar la confianza en el sistema electoral y en el resultado electoral», dijo León a The Associated Press. «No importa el nivel de las pruebas, lo importante es la política. Lo importante en este momento no es ni legal, ni técnico, es político: la mitad del país merece que se haga una auditoria porque no hay ningún problema en hacerlo».
Venezuela entró en un ambiente de crispación luego de que la autoridad electoral proclamara oficialmente como triunfador de los comicios del domingo a Maduro, heredero designado del ex mandatario Hugo Chávez, y quien de inmediato dijo que el próximo viernes juramentará ante la Asamblea Nacional como presidente con la presencia de algunos jefes de Estado de otras naciones.
El gobierno informó que 15 países confirmaron que enviarían delegaciones para asistir a la toma de posesión del viernes, algunas encabezadas por sus presidentes. Incluían a Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Irán, China, Arabia Saudí, Qatar, Haití, Uruguay y Argentina.
En contraste, el secretario de Estado John Kerry dijo el miércoles que aún no ha evaluado debidamente la viabilidad del nuevo gobierno de Maduro.
«Obviamente hay irregularidades gigantescas «, dijo Kerry al responder a una pregunta de la legisladora republicana Ileana Ros-Lehtinen al comparecer ante el comité de Relaciones Exteriores de la cámara baja. «No estoy seguro de que (la disputa) ha terminado. La OEA ha pedido un reconteo y otros también. Veamos cómo termina esto».
Capriles ha dicho que no reconocerá triunfo alguno hasta que se haga el recuento total de los sufragios emitidos en la elección pues está convencido de que la ganó. El opositor ha dicho que Maduro es un mandatario «ilegítimo» y «espurio».
El gobierno y la oposición han cruzado acusaciones sobre hechos de violencia registrados esta semana en algunas partes de Venezuela, que según las autoridades han dejado al menos siete muertos y 61 heridos.
Capriles acusa al gobierno de la violencia, mientras que Maduro directamente acusa a su rival e incluso sostiene que Estados Unidos financia las movilizaciones de la oposición.
Horas después de la jornada electoral, Capriles invitó a sus seguidores a movilizarse, pero en la víspera decidió cancelar una marcha prevista para el miércoles en Caracas hacia la sede del Consejo Nacional Electoral.
«Yo creo que la decisión (fue) correcta, pensando en calmar los ánimos», dijo el miércoles a la AP el consultor político venezolano Edgard Gutiérrez sobre la suspensión de la marcha para evitar confrontaciones y luego de que presuntamente recibió información sobre un plan oficialista para infiltrar la marcha.
León, de la firma Datanálisis, consideró que en el corto plazo «yo creo que va a bajar un poco la tensión en la medida que la oposición evidentemente va a hacer un seguimiento de la solicitud de su candidato o de su líder y que ha hecho un trabajo tratando de evitar que se desborden pasiones a la calle».
Sin embargo, para el consultor Gutiérrez, «todos los que votaron por Capriles están molestos y quieren drenar los ánimos».
Hasta ahora esos ánimos han sido drenados en parte en los «cacerolazos» convocados por el opositor, pero para el consultor es posible que en algún momento ya no sea suficiente y la gente espere salir a la calle.
«Si no son convocados a la calle… se pueden desencantar», dijo el consultor, quien estima que la vía institucional le será negada al opositor. «Tarde o temprano, más temprano que tarde (Capriles) tiene que buscar la presión popular y eso nos lleva a unos escenarios que sé cómo inician pero no sé cómo terminan».
Desde Bogotá, Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, dio pocas probabilidades a que el reclamo de Capriles prospere debido al dominio del chavismo en las instituciones.
Dijo que lo más preocupante es «que se percibe como que hay una transición muy cercana a un camino autoritario, es decir por el uso, por ejemplo, de las cortes para acallar la oposición, para criminalizar la protesta ciudadana».
«Yo creo que eso no importa (la pequeña diferencia con la que ganó Maduro)», dijo Restrepo. «Es cierto que no sea un gobierno tan fuerte, pero ganó por lo menos en los números. Y hasta que no se demuestre lo contrario, no va a perder el poder».
El último reporte de la autoridad electoral señaló que con 99.12% de los votos escrutados, dio a Maduro 7.563.747, o 50,75%, y a Capriles 7.296.876 votos, o 48,98%.
La diferencia de menos de 300.000 votos más las denuncias de irregularidades que recabaron sus testigos en las mesas, son los motivos que llevaron a Capriles a rebatir los resultados y desconocer la victoria de su contrincante.