Los edulcorantes artificiales son sustitutos del azúcar, están elaborados de forma artificial e industrial, fabricados o procesados químicamente. Su valor principal es el de ser bajos en calorías o el de aportar muchísimo más dulzor que el azúcar, de modo que con una cantidad mucho menor se obtiene el mismo resultado, disminuyendo también así la ingesta de calorías.
Existen diferentes tipos de edulcorantes artificiales, cada uno con sus ventajas y desventajas. Existen también edulcorantes naturales con la ventaja de ser bajos en calorías, no tanto como los artificiales y son más escasos, aunque puedan tener más ventajas para la salud y desventajas también si se abusa de ellos aun siendo naturales.
Los edulcorantes artificiales más usados y sus ventajas frente al azúcar de caña son:
Aspartamo: Compuesto por dos aminoácidos combinación de fenilalanina y ácido aspártico. Es 220 veces más dulce que el azúcar pero con la desventaja de que pierde su dulzor al calentarse. Está en estudio su posible relación con el cáncer y lo podemos encontrar en productos comerciales con el identificativo E 951.
Sucralosa: Es uno de los edulcorantes artificiales con mayor concentración de dulce, 600 veces más que el azúcar. Tiene la ventaja de poderse calentar y usar para repostería que lleve horneado.
Sacarina: Tiene gran concentración de dulzor, aunque no siempre la misma, de 200 a 700 más que el azúcar. También se puede usar con calor, es termoestable pero no se usa para hornear.
Acesulfamo K: Este es su nombre en productos industriales, pero como sustituto del azúcar de mesa se le conoce como Sweet One. También es termoestable y bajo en calorías.
Ciclamato: Se utiliza en algunos países y en los productos se denomina edulcorante “E-952”. Es muy controvertido porque en 1969 fue prohibido en Estados Unidos debido a que se le asoció con cáncer de vejiga en animales, aunque existen dudas porque se les sometieron a dosis 100 veces superiores a las que consumiría un ser humano. Pero se ha demostrado que el ciclamato puede sintetizarse como ciclohexilamina en el tracto intestinal, elemento que sí puede ser cancerígeno.