Con alegría y gozo deben asistir todos los venezolanos que estén en capacidad de participar en las elecciones, dijo monseñor Antonio López Castillo, arzobispo de Barquisimeto, quien recordó que el voto es secreto. “Sólo Dios sabrá cuál fue la elección de cada persona”.
Al César lo que es del César, dijo Jesucristo cuando estuvo en la tierra, para explicar a sus discípulos el deber con las leyes terrenales, siempre y cuando no pasaran por encima de los preceptos divinos. Así, este domingo, al abrir los ojos, los venezolanos tienen la posibilidad de cumplir con su derecho democrático y deber constitucional de ejercer el voto, con el cual se elegirá al Presidente que regirá los destinos del país en los próximos seis años.
“Deseo que se respeten las normativas y que se decida con firmeza por la Venezuela que todos anhelamos, llena de justicia, solidaridad y amor. Esperamos que el respeto y la educación prevalezcan entre nuestros hermanos”, declaró López Castillo.
Pidió tanto a los dirigentes políticos como a la población en general que se acabe el antagonismo en el cual está inmerso el país, donde una lucha sin sentido de clases sociales está presente, en contraposición del objetivo que debe tener la sociedad: convivencia en armonía, con la posibilidad de tener diversidad de pensamiento sin generar divisiones que dañan a todos por igual.
“Seamos transparentes, evitemos trampas y argumentos falsos, como tampoco seamos partícipes de cosas indignas, engaños o manipulaciones”, advirtió la máxima autoridad eclesiástica.
Recordó que en Venezuela existe libertad de culto, no como algunos países donde las personas no pueden profesar su fe de forma libre, porque el sistema de Gobierno se basa en el desconocimiento de Dios, como ser Supremo y Creador de todos los seres vivos.
“Nuestro papa Francisco nos ha repetido que vivamos en amor, justicia. Siempre pensando y atendiendo a los más pobres, ayudándolos a salir de la pobreza y acabar con sus necesidades”, expresó el monseñor.
Reiteró la invitación a toda la familia venezolana para que salgan a votar sin temor, con la confianza plena en la fe cristiana y católica.