El mandatario encargado y candidato oficialista Nicolás Maduro aseguró que si pierde el domingo las elecciones presidenciales de Venezuela aceptará la derrota.
«Si pierdo, con la misma humildad y con los valores de (Hugo) Chávez, acataré», dijo Maduro durante una reunión con representantes de organizaciones internacionales que asisten para presenciar los comicios.
Esta es la primera ocasión desde que comenzó la campaña presidencial para suceder al fallecido mandatario Chávez que el oficialista se refiere de manera directa a la posibilidad de perder, aunque de inmediato agregó que tenía «un pálpito muy positivo» sobre el resultado de las elecciones.
En medio de la veda electoral que prohíbe hacer proselitismo previo a los comicios, el presidente encargado llamó a todos los venezolanos a salir masivamente a las urnas.
«Y que gane el que tenga que ganar», dijo durante una transmisión en la televisión estatal de un encuentro con ex presidentes y enviados de grupos como la Organización de Estados Americanos, entre ellos el ex gobernador de Nuevo México, Bill Richardson.
Venezuela entró el sábado en la cuenta regresiva para la elección del nuevo presidente que guiará su destino en los próximos seis años en medio de dificultades económicas y un clima de polarización social sin precedentes.
La elección será la tercera para este país petrolero en seis meses luego de concurrir a las urnas en octubre, cuando votó por la tercera reelección de Chávez, y en diciembre para escoger a los gobernadores de sus 23 estados.
Pero con el fallecimiento de Chávez el 5 de marzo el mecanismo electoral entró de nuevo en movimiento, esta vez con dos contrincantes, el oficialista y designado por Chávez como su sucesor, Maduro, y el dirigente opositor Henrique Capriles.
En medio de una campaña de apenas 10 días, los dos aspirantes debían entrar en un período de silencio debido al fin de la campaña el jueves, pero ambos han aparecido en distintos actos y el opositor ha denunciado violaciones a la veda porque la televisora oficial ha transmitido actos y declaraciones en las que se pide el voto a favor de Maduro.
El presidente de la Asamblea Nacional, el diputado oficialista Diosdado Cabello, usó el sábado su cuenta de Twitter para llamar a salir a votar.
«Sin triunfalismos a votar, máxima organización, máximo compromiso con Chávez y Maduro, lo juro», escribió el oficialista.
Se espera que el domingo a partir de las 6 de la mañana (1030 GMT) unos 18,8 millones de venezolanos concurran a los centros electorales.
«Nosotros hemos dejado el pellejo por nuestra patria», dijo en rueda de prensa Carlos Ocariz, director nacional del comando de campaña de Capriles. «Ahora le pedimos a usted que también ponga su grano de arena», pidió.
En vísperas de una jornada en la que la oposición apuesta a derrotar por primera vez en comicios presidenciales al chavismo, el también alcalde del municipio capitalino de Sucre llamó a la gente a salir a sufragar con entusiasmo.
«El voto es absolutamente secreto», dijo Ocariz, quien anunció que la oposición ha registrado a casi 120.000 testigos ciudadanos que estarán distribuidos en las más de 39.000 mesas de votación en todo el país. «Solamente Dios… y usted, sabe por quién votó», añadió.
La presidenta del Consejo Nacional Electoral Tibisay Lucena ha dicho que esperan tener los resultados pasadas tres horas después del cierre de los puntos de votación, previsto para las 6 de la tarde (2230 GMT). Pero por normas venezolanas, tal horario se puede extender si en un centro electoral hay aún votantes en la fila para sufragar.
Cualquiera que sea el resultado los militares los respetarán, indicó el general Wilmer Barrientos, jefe del llamado «Plan República», el despliegue de uniformados que custodian las mesas y el material electoral.
«Seremos respetuosos de los resultados que ese día arrojen las urnas electorales», dijo Barrientos en una entrevista con la televisora Venevisión. «Hemos estado monitoreando todo el país, a veces cuando hay este tipo de eventos (elecciones) hay cierto nerviosismo y la gente comienza a exagerar los escenarios, pero quiero decirles que el país está en completa calma», aseguró el oficial, que además es el jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional.
Horas después, en declaraciones a periodistas, el general dijo que los comandantes de las distintas regiones del país le habían reportado que la situación era de normalidad. «Es decir que ya está servida la mesa para que mañana muy temprano todos los venezolanos salgan con entusiasmo a ejercer su derecho al voto», dijo.
Desde la fuerza armada «estamos llamando a todo el pueblo de Venezuela a que entre todos generemos un clima de paz, pero seremos contundentes contra grupos anárquicos que quieran crearle e imponerle a la gran mayoría escenarios de violencia. Venezuela no se merece la violencia», dijo a Venevisión.
Barrientos no ofreció detalles sobre esos grupos o cuál sería la acción de la fuerza pública, que asumió un rol preponderante durante los 14 años de gobierno de Chávez debido a que el fallecido mandatario era un teniente coronel retirado del ejército y designó a militares para distintos cargos, mientras oficiales en retiro son actualmente gobernadores de varios de estados.
Tampoco hizo mención al rol de las «milicias», un cuerpo cuyo día nacional se celebra en la jornada.
Para mayor incertidumbre, paralelamente a los 134.000 efectivos de las fuerzas armadas tradicionales están los 125.000 integrantes de las milicias, con menor poder de fuego y nivel de instrucción que aquéllas pero reforzadas con recursos e ingresos del gobierno. Unos 30.000 milicianos tienen «capacidad de ser considerados combatientes», según la organización no gubernamental Control Ciudadano.
Pero para el analista y profesor de derecho en la Universidad Central de Venezuela, Vicente de la Vega, ya ni milicias ni los discursos cambiarán la postura de los electores.
«La gente tiene su posición tomada a estas alturas… tendría que ser un evento catastrófico para que cambie», consideró.
«¿Que cómo creo yo que va a ser el resultado?», dijo De la Vega en diálogo telefónico. «Cerrado, muy cerrado».