El doctor en Ciencias Políticas y consultor político, Ángel Álvarez, sostuvo una conversación con un equipo de EL IMPULSO, en el marco de su visita a la sede del diario para participar en el foro ¿Quo vadis, Venezuela? ¿A dónde va Venezuela?, en el cual ha evaluado los posibles escenarios que pueden producirse este domingo 14 de abril.
En este sentido, se le planteó una serie de interrogantes, a las cuales respondió ofreciendo su opinión experta sobre la actual contienda electoral que está por finalizar, y hasta qué punto es posible pronosticar su desenlace:
– ¿Qué ocurrirá al final de los comicios de este 14 de abril?
– Es muy difícil a estas alturas hacer una predicción precisa de lo que puede ocurrir al final de esta contienda electoral. Lo atípico de esta campaña es que ha impedido la realización de una encuesta confiable de opinión pública.
Esto dificulta la predicción electoral. Es necesario recordar que hemos estado ante una campaña que, en la práctica, arrancó el 8 de diciembre del año pasado, cuando Nicolás Maduro recibió el testamento político de Hugo Chávez, y desde ese momento la campaña estuvo centrada en la figura del ahora difunto primer mandatario, mientras que Henrique Capriles y la Mesa de la Unidad Democrática estaban en un muy segundo plano. Así, la opinión pública estaba centrada en Chávez y en los medios, tanto dentro, como fuera del país, la noticia por excelencia rondaba en torno a las preguntas:
¿Qué pasa con Chávez?, ¿Está vivo o muerto?, ¿Se recupera o no? Como esto acaparó los titulares, Maduro pudo hacer campaña a la sombra de Chávez. Esto ha sido un claro elemento de ventajismo con respecto a la campaña opositora. De hecho, las últimas encuestas antes de estas elecciones, se hicieron a mediados de marzo, cuando la muerte de Chávez era aún muy reciente. En ellas, Maduro aparece muy por encima, porque estábamos en la frontera entre el duelo por Chávez y el inicio de la campaña, y lo que reportaba esa encuesta era la reacción al deceso del presidente, así como una intención de voto por Chávez, y no por Maduro.
– ¿Y qué ha pasado entonces con las encuestas?
– Desde el arranque de esta campaña electoral, no se ha hecho ninguna encuesta de opinión, lo que se ha hecho son tracking polls.
La diferencia fundamental es que una encuesta constituye un método mediante el cual, por azar o aleatoriamente, se seleccionan entre 1.200 y 1.600 personas, esparcidas por todo el territorio nacional, para tocar a las puertas de sus casas y hacerles un cuestionario relativamente largo, que generalmente comprende entre 100 y 200 preguntas, entre las cuales “¿Por quién votaría usted si las elecciones se hicieran hoy?”, es sólo una de las múltiples interrogantes, mientras que las demás son, en realidad, las más importantes a la hora de entender por qué la gente decide votar por un candidato o por el otro y, principalmente, cómo modificar la tendencia de voto mediante la campaña electoral.
La representatividad de una encuesta bien hecha sí estaba garantizada en esta contienda, pero el proceso de planificarla, es decir, desde el momento en que se realiza el cuestionario, pasando por los estudios de campo, así como la resolución, el análisis y la presentación de la información, tomaría al menos tres semanas, y en vista que esta campaña ha sido tan corta, no fue posible hacerlo.
– ¿Qué es un tracking poll?
– Una encuesta telefónica con una muestra mucho menor que, además, no es seleccionada con el rigor aleatorio que caracteriza a una muestra de campo.
Con ella se busca, básicamente, medir el impacto de eventos cotidianos de la campaña en las tendencias de opinión y, a lo sumo, marca la tendencia, en el mediano plazo, de hacia dónde apuntan los electores. Sin embargo, hay que destacar que la representatividad de este instrumento no es comparable a la de una encuesta de campo. En consecuencia, como la única información disponible proviene de los tracking polls, ha resultado muy difícil predecir lo que puede suceder al final de estas elecciones.
– ¿A qué otros parámetros se puede recurrir para estimar posibles escenarios electorales?
– Al no disponer de una encuesta, podemos hacer uso de la matemática electoral, la cual consiste en analizar resultados electorales previos para tratar de estimar los resultados actuales. Sobre la base de tal análisis, considero que la variable crucial, en las presentes circunstancias, la constituye la pregunta ¿qué va a pasar con la abstención? Y esto se divide específicamente en otras dos interrogantes. En primer lugar, ¿cuánta será la abstención? Y en segundo lugar, ¿cómo se va a distribuir ese monto entre los votantes de un candidato o del otro? En este sentido, si uno supone que los 6 millones 700 mil votantes que apoyaron a Capriles el pasado 7 de octubre, y tienen una altísima motivación para ir a sufragar, porque la campaña ha sido altamente motivante, y, si al mismo tiempo, se estima que el electorado chavista tiene ahora más razones para abstenerse que en el pasado, debido a que Chávez ya no está presente, y Maduro no es Chávez, a lo que suman los gravísimos errores de comunicación política que ha cometido el candidato oficialista, pudiera pensarse que si la abstención supera el 20%, es decir, que se posicione entre 20 y 25 por ciento, lo cual no es imposible que ocurra, pues la abstención histórica, a excepción de la elección presidencial de pasado 7 de octubre, casi siempre se ha situado en ese punto, entonces es muy probable que la abstención afecte más al Gobierno que a la oposición. Si, en efecto, los oficialistas se abstienen más que los partidarios de la unidad, entonces las posibilidades de ganar de Capriles son bastante altas.
Ahora, ¿qué podría afectar el triunfo de Capriles? Por un lado, podría ser afectado por el hecho de que el electorado opositor aún no haya salido de la depresión que provocaron los resultados de los comicios del pasado 16 de diciembre, la cual, a mi juicio, fue más fuerte que la del 7 de octubre, ya que de cierta forma estaban preparados para la derrota en la elección presidencial, pero lo que les costó entender fue haber perdido estados como Zulia, Táchira, Mérida y Nueva Esparta, que parecían entidades donde la oposición tenía bastiones muy consolidados. Por ende, si la oposición no ha salido por completo de ese estado de perplejidad y depresión, y si Maduro tiene capacidad para movilizar a los electores oficialistas, entonces Maduro tiene mayores posibilidades.
– ¿Cuál es su opinión sobre la propuesta económica de Capriles?
– Henrique Capriles, como candidato de la unidad, maneja una propuesta de economía mixta, con miras a un sector privado dinámico que logre condiciones en el país para la inversión productiva y la generación de empleo, principalmente; y para aportar recursos al fisco que provengan de fuentes distintas al ingreso petrolero. La prioridad de esos recursos sería el impulso de políticas sociales, especialmente en el área de educación, aunque no exclusivamente. Hay que notar que la propuesta de Capriles no es rentista-petrolera. Por supuesto, la renta generada con el petróleo sigue siendo importante para el país, y Petróleos de Venezuela es y seguirá siendo estatal en el modelo propuesto por Capriles. Esto no significa, sin embargo, que el candidato de la unidad vaya a mantener las políticas petroleras implementadas por el chavismo, con las cuales se ha convertido a Pdvsa en la caja chica del Ejecutivo nacional, ya que esa fórmula consiste en matar a la gallina de los huevos de oro.
En efecto, la desinversión en Psdva ha sido brutal, a la vez que su endeudamiento actual es muy grande. Por lo tanto, Capriles está claro que es necesario liberar a Pdvsa de un conjunto de tareas que no están conectadas a la producción de crudo, con el fin de que sea una empresa más eficiente en este sector, y genere más divisas para financiar más apropiadamente las políticas sociales del gobierno, pero sin poner toda la carga fiscal sobre Pdvsa, aumentándola, más bien, sobre otras empresas que, de haber suficiente inversión privada en Venezuela, su rentabilidad bastaría para pagar impuestos que permitan financiar un Estado eficiente y responsable en la aplicación de verdaderas políticas sociales.
– ¿Cómo evalúa la campaña oficialista?
– Chávez era un tremendo comunicador que tenía una enorme capacidad histriónica y retórica, así como gran creatividad para improvisar en la escena, todo lo cual le daba mucha fortaleza. En contraste, en la campaña actual, el débil comunicacional es Maduro, pues ha cometido errores más graves que los de Manuel Rosales durante la campaña de los comicios presidenciales de 2006, los cuales ya se consideraban de carácter histórico y dieron lugar a mucha mofa y burla por parte del chavismo, al punto que llegaron a llamarlo filósofo por sus inconsistencias gramaticales y errores conceptuales.
Pero ahora es Maduro quien ha dicho que los esteros de Camaguán están en el estado Apure, que Margarita es un estado y ha mencionado a Corpoven, en lugar de Corpoelec, al hablar del problema del suministro eléctrico. En fin, es una persona que no conoce bien al país, nunca fue un líder político nacional, sino un dirigente sindical.
Luego saltó a la Asamblea Nacional en una lista de partido, es decir, que nunca hizo una campaña por él mismo y ni siquiera ganó un circuito, sino que, bajo el amparo de Chávez, llegó a la Cancillería y viajó por el mundo durante tres años, a implementar una política exterior que, además, ni siquiera diseñaba él, pues el verdadero autor de la política exterior venezolana siempre fue Chávez.
una persona con muy poca experiencia y formación políticas. La principal habilidad de Maduro es tocar la tumbadora en los mítines. Esto es, sin duda, un factor muy negativo para Maduro.
Objetivamente hablando, Capriles lleva una campaña mucho mejor a la que desplegó para el 7-O, y bastante superior a la que ha llevado hasta ahora Maduro.
